Las claves: el automóvil de Occidente sufre mientras el chino busca cómo frenar su ímpetu

El sector del automóvil sigue moviéndose sobre el alambre de la transición energética, y un leve soplo de viento puede hacer que se tambalee peligrosamente. Los problemas del sector financiero creado en torno a la compra de coches en Estados Unidos se han llevado por delante al fabricante de componentes First Brands, mientras un ciberataque contra Jaguar a llevado al Gobierno británico a rescatarla con 1.500 millones de libras (la revista The Insurer cuenta que la compañía no tenía un seguro cibernético). En España, la alemana Mahle prepara un ERE para 740 trabajadores de fábricas del país. El impacto en el empleo de esta industria obliga a las autoridades a dedicarle recursos y atención extra, pero las fugas de agua son cada vez más intensas, en especial por la dura competencia de las marcas chinas. Pero estas empiezan a sufrir sus propios problemas: la guerra de precios y la sobreproducción ponen en peligro a las empresas más débiles, y el propio Gobierno chino es consciente de la insostenibilidad del sector. El mercado acaba poniendo las cosas en su sitio, pero el camino hasta el equilibrio es arduo y complicado.
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