La invasión de los ‘bloques cebra’: ‘el fast food’ inmobiliario

Proliferan desde hace años en ciudades de toda España. Edificios clónicos característicos por sus franjas blancas y negras. Los hay en centros y periferias. Anchos y en altura. A precios asequibles o de lujo. ¿Ejemplos? La operación Garellano en Bilbao. El barrio de Valdebebas en Madrid. Lezkariu en Pamplona. O Turianova en Valencia. Son las cebras o bloques cebra, un modelo de edificio que recibe furibundas críticas entre algunos arquitectos: alertan de que no pone en valor el oficio, no es sostenible, se cierra en sí mismo, no hace ciudad y tiene un impacto tremendo en el paisaje urbano. Las mismas voces reparten responsabilidades sobre su proliferación y señalan a promotoras, ayuntamientos, compradores o los propios arquitectos y sus colegios profesionales. Los promotores responden que es un producto que los clientes valoran y funciona, mientras el consejo de Colegios de Arquitectos conviene que el tiempo dirá cuál es el alcance del fenómeno y apuesta por “una arquitectura de calidad que se adapte al entorno”.
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