El criptoimperio de la familia Trump expande sus fronteras

Era el 12 de julio de 2019 cuando el actual presidente estadounidense Donald Trump dijo en X, la antigua Twitter, lo que pensaba realmente sobre las criptos: “No me entusiasma ni bitcoin ni otras criptomonedas, que no son dinero y cuyo valor es altamente volátil y basado en la nada”. Pocos podían prever que tan solo un lustro después el republicano se convertiría en el primer criptobro en ocupar el Despacho Oval. Un cambio nada casual. Se dio cuenta de que los activos digitales eran una mina de oro para su campaña y sus negocios. Y la industria, un pozo de votos y apoyos. Así empezó a acercarse a las personalidades más influyentes del sector, a lanzar proclamas sobre cómo convertir a EE UU en la capital cripto del planeta... La industria lo vio como un mesías capaz de poner fin a años de presunta opresión gubernamental.
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