El déficit de equipamiento amenaza con romper las costuras del país


A lo largo de este año, todo observador paciente habrá caído en la cuenta de la existencia de déficits crecientes en determinados servicios públicos, que anticipan colapsos puntuales en el porvenir si no se corrigen a tiempo. En todos los casos se trata de deficiencias en el equipamiento de las infraestructuras de gestión pública, que solo pueden ser superadas con un esfuerzo inversor muy importante, y para el que se necesita una política y planificación presupuestarias serias, de las que carece España desde hace casi un trienio. A la desidia inversora y la paulatina obsolescencia de algunas de las infraestructuras vitales, hay que sumar la presión natural de una población creciente, que es la que sostiene el crecimiento, y que amenaza con tensar y romper las costuras del país.
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