La crisis rumana atrae la atención de la banca de inversión
La economía rumana vive en la actualidad una encrucijada. Los draconianos planes de ahorro aprobados en julio por la coalición gubernamental proeuropea destinados a reducir el déficit fiscal del 9,3% registrado en 2024 —el más elevado de la UE— que la sitúan continuamente a las puertas de la ruptura, suponen en cambio un enorme atractivo para la gran banca. Las subidas de impuestos —entre ellos, el IVA— ahogan a los hogares, que también padecen una inflación galopante: un 8,5% anual hasta septiembre. Además, el Gobierno congeló las pensiones a cinco millones de jubilados y los salarios a 1,3 millones de funcionarios. Sin ser suficiente, el Ejecutivo anunció privatizaciones y la revisión de pensiones especiales que gozan profesionales como magistrados, militares y policías. Todo ello, además, ha dado alas a la extrema derecha: los sondeos le dan un 40% en unas hipotéticas elecciones.
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