‘Zoomers’: la generación de abogados que busca un propósito más allá de las horas facturables

Son los zoomers, la generación nacida entre 1997 y 2012, cuando los mileniales iniciaban el camino al trabajo. A diferencia de estos, que conocieron los ordenadores “con culo” y estudiaron por los manuales en papel de Aranzadi, la generación Z ha crecido con la inmediatez de internet y las redes sociales. Pero la tecnología no es lo único que diferencia a esta cohorte demográfica de las anteriores. El propósito de las firmas legales, el desarrollo profesional constante, la flexibilidad, la conciliación, el tiempo de ocio y la sostenibilidad también definen a este nuevo grupo de abogados.

La generación que nació con un ‘smartphone’

Tecnología. La gran diferencia entre los zoomers y las generaciones previas es que ellos han venido al mundo con un smartphone debajo del brazo, y esto influye en su forma de relacionarse con el trabajo, especialmente en un sector conservador como es la abogacía. Como explica Guillermo Ruiz, abogado en CMS Albiñana & Suárez de Lezo, “nuestra generación ha crecido con la tecnología y la percibe como una herramienta natural e indispensable, lo que nos permite adaptarnos con rapidez a los cambios tecnológicos que están transformando la profesión”. En lo que respecta al uso de la inteligencia artificial, la opinión general, expresada por Anna Ribera, abogada de Pedrosa Lagos, es que no sustituirá a los letrados, “pero sí será clave para optimizar procesos, mejorar la eficiencia y reducir tareas repetitivas”. Se trata de un cambio comparable al que se produjo con la llegada de internet a los despachos, “y la realidad es que, como entonces, no nos queda otra que adaptarnos”, señala Natalia Marín, letrada en Eversheds Sutherland.
Equilibrio profesional. Para la generación Z es muy importante el equilibrio entre la vida personal y profesional. “Buscamos ofrecer lo mejor de nosotros sin sacrificar nuestra vida fuera del despacho. Valoramos la colaboración, la transparencia y la flexibilidad, y creemos que el compromiso no está reñido con la conciliación. Perseguimos una carrera exigente que a la vez sea sostenible”, explica María Morales, júnior en Dentons. Precisamente, si piensan en una trayectoria a largo plazo, “sería complicado mantenerse en una firma que no tuviera en cuenta los principios e intereses de los trabajadores. El desarrollo profesional y el personal son igual de importantes y se complementan”, añade Alejandro de la Blanca, abogado de Abdón Pedrajas Littler. Una idea que comparte Lara Doval, júnior en Pons IP, quien llama a mejorar “la calidad de vida” de los abogados en las firmas. Para ello, aspectos como “un ambiente cómodo que permita la flexibilidad horaria y el teletrabajo” son esenciales. Y es que, aunque los profesionales de la generación Z son los últimos que han aterrizados en los bufetes, tienen muy claro lo que quieren y lo que no.
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