Sotheby’s y Christie’s intentan esquivar el golpe del bajón de las subastas de arte
 
                        ¿Recuerdan la película Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967)? “Sólo quieres que me convierta en un bonito recuerdo, cuanto antes mejor”, le reprocha el personaje de Audrey Hepburn, cuando Albert Finney, le pide matrimonio. El filme es la memoria de esos días buenos en el andar de la vida, después llega el divorcio. Al arte le sucede lo mismo. Su felicidad está en el pasado cuando la existencia era literalmente un sueño. Hoy las grandes obras escasean, los millonarios optan por colocarlas de forma privada, internet es el refugio final, caen los precios y se disparan los gastos asociados. “Y la incertidumbre económica es —según casi todas (75%) las galerías— uno de los mayores desafíos que enfrentan”, sintetiza Arun Kakar, editor de la plataforma Artsy. El arte, además, paga el peaje al barquero. “Estamos viviendo una época en la que los grandes coleccionistas de muchas décadas fallecen y bastantes colecciones salen a subasta”, reflexiona, por escrito, Patricia Hanna, directora de Espacio 23 en Miami. “Aunque, eso sí, los precios se han tranquilizado bastante”. Pese a todo, hay dos gigantes que aún pugnan por el mercado: Christie’s y Sotheby’s.
El atractivo del lujo inmobiliario español
Pero no todo es arte. En España esta hoguera de las vanidades y el dinero es incomprensible sin el mundo inmobiliario. Sotheby’s y Christie’s están abriendo sucursales en los barrios y las ciudades más caras. Ambas son fáciles de encontrar en Madrid o Barcelona. Pero van más allá. Spain Sotheby’s, por ejemplo, ya alcanza El Puerto de Santa María, Sancti Petri, Jerez, Cádiz, Zahara de los Atunes, Sotogrande o Tarifa. Es una placa de Petri de mortero y argamasa. “El mercado inmobiliario de lujo permite atraer a clientes que compran obras de arte y objetos de colección. Y desde un punto de vista empresarial, estas empresas de subasta aprovechan todas las sinergias”, valora Luis Corral, consejero delegado de Foro Consultores Inmobiliarios. “El mercado del lujo tiene un gran atractivo para el inversor institucional, que busca estabilidad jurídica y calidad de vida”. Madrid, Barcelona y la costa mediterránea. El sol se alza para los de siempre.
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