Paraguay se deja arrebatar su tesoro más dulce
Milva Ayala se sorprende al saber que en las cafeterías europeas se ha vuelto común encontrar sobres de estevia para endulzar las bebidas: “¡Qué lindo sería que aquí fuera igual!”. A las afueras de Ciudad del Este, en Paraguay, ella y su marido limpian de maleza su campo de ka’a he’e o “hierba dulce” en guaraní, nombre con el que se conoce a la estevia aquí, su país de origen. Fueron los indígenas guaraníes quienes descubrieron las propiedades edulcorantes de esta planta, conocida solo por ellos hasta hace poco más de un siglo. Hoy, que su consumo es global, productores de lugares tan lejanos como China y Tailandia se benefician de su explotación comercial. En cambio, en el país sudamericano, agricultores como Ayala luchan por subirse a una ola que ya genera cerca de mil millones de dólares en ventas globales, una cifra que se duplicará en los próximos 10 años, según la consultora Expert Market Research.
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