El último eslabón del mercado de alquiler también está al alza: la habitación por horas

Ella señala el camino. Solo los que saben dónde está el lugar serán capaces de no llamar al portal equivocado. Por eso, antes de que te atrevas a pulsar cualquier telefonillo del número 30 de esta calle en el corazón de Carabanchel Bajo —donde se había concertado la cita—, la mujer —que en ningún momento ofrece datos sobre su identidad— aparece en la acera de enfrente asomando la cabeza bajo el cierre metálico de un local que parecería en desuso de no ser por su extraña presencia. “Chis, chis… por aquí”, indica. Para empezar este viaje a las profundidades de un garaje de 256 metros cuadrados que ha sido compartimentado en cuatro habitaciones que se alquilan por horas para aquellos que no tienen intimidad en sus pisos compartidos hay que saber que la discreción es la máxima más importante. La dirección, siguiendo esta premisa, siempre será falsa.


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