Inversión responsable: del postureo al interés real

Este 2025 está dejando una evolución irregular en la inversión sostenible, condicionada por la revisión de las exigencias regulatorias o el impacto del debate político de la Administración de Donald Trump. De hecho, todos los expertos consultados coinciden en que, en el último año, la inversión ESG, que incluye factores ambientales, sociales y de gobernanza, ha experimentado una trayectoria desigual.
El potencial de la transición energética y otras temáticas de futuro
La transición energética será estratégica en los próximos años. Pero este proceso “debe abordarse desde una perspectiva global, que incluya la identificación de nuevas fuentes de energía renovable, el uso de nuevas materias primas, la modernización de las redes de distribución y procesos de producción actuales, y el desarrollo de infraestructuras y modelos sostenibles adaptados al contexto actual”, resume Claudia Antuña, socia y responsable de sostenibilidad de Afi.
Alberto Gómez-Reimo, responsable de inversión sostenible de BBVA AM, también cree que se está incrementando el interés y, por tanto, potencial futuro de temáticas como capital natural y transición energética, “siendo esta última una de las categorías definidas en las recomendaciones de denominación de productos sostenibles de ESMA [Autoridad Europea de Valores y Mercados, por sus siglas en inglés], en la norma de clasificación de productos sostenibles de Reino Unido y potencialmente en la revisión de la normativa de la UE, indicando todo ello la importancia de la canalización de actividades de inversión de transición en vehículos especializados”.
Según la visión de Lorenzo González, responsable de Iberia en DNB AM, ámbitos como infraestructuras, ecomovilidad y energías limpias cuentan con un viento de cola significativo. “Estas áreas no solo son esenciales para materializar la transición energética, sino que también representan oportunidades de inversión con gran potencial de crecimiento”. “Vemos un importante potencial en las estrategias de soluciones climáticas y naturales, en particular los bonos verdes, que suelen ofrecer un rendimiento comparable al de los bonos convencionales”, añade Jane Wadia, responsable de sostenibilidad, producto y clientes core de Axa IM (parte del grupo BNP Paribas).
Desde una perspectiva más futurista, “la conducción automatizada y la exploración espacial también han sido temas interesantes para nosotros como empresa de inversión, ya que ambos deberían contribuir a afrontar los retos de la escasez de recursos”, comenta Lloyd McAllister, responsable de inversión sostenible de Carmignac.
Por su parte, Natalia Fraile, gestora de inversiones financieras de Mutualidad, cree que está ganando relevancia la industria de defensa. “Desde la óptica de seguridad, bienestar y desarrollo económico, entendemos que defensa podría convertirse en uno de los sectores con mayor potencial a futuro, especialmente si se orienta hacia tecnologías responsables, innovación y empleo cualificado. Este enfoque permite compatibilizar la inversión en defensa con los principios ASG, siempre que se prioricen estándares éticos, transparencia y prácticas sostenibles”.
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