Las claves: un Bizum europeo por una menor dependencia exterior
Saltaba ayer la alerta: Hacienda empezará a controlar las transferencias instantáneas a través de la plataforma Bizum. Esta se ha convertido ya en un elemento más del lenguaje, como pueden ser los pañuelos clínex o la cinta adhesiva celo, y en toda una amenaza al modus operandi de ese amigo que pertenece a la cofradía del puño cerrado y que, casualmente, nunca tiene suelto (lo que le faltaba, que para una vez que paga, el fisco venga a controlarlo). Ante el levantamiento general por la noticia, la Agencia Tributaria ha tenido que salir a aclarar que controlará las transferencias profesionales y con empresas, y no la de José Manuel por el concepto “cañas”. Bizum, chascarillos fuera, es española, una rara avis en unos servicios financieros controlados fundamentalmente por empresas estadounidenses. Y, precisamente para acabar con esa dependencia, la banca avanza en el gran proyecto paneuropeo de los últimos años, la creación de un bizum que conecte a todas entidades de la zona euro. Sobre esos bizums sí que habrá un férreo control, también tributario.
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