Las claves: en busca de un final feliz para el drama de Warner
El drama corporativo de Warner está alcanzando unos tintes a la altura de la reputación de sus productos. Netflix llegó a un pacto de 83.000 millones de dólares por HBO y los estudios de cine de la multinacional y, días después, Paramount lanzó una opa que valoraba la compañía en 108.000 millones, rechazada ayer por su consejo de administración. La disyuntiva, a priori –y a falta de una eventual mejora de Netflix–, es la siguiente: 27,75 dólares por acción en efectivo y en participaciones o 30 dólares en billetes verdes constantes y sonantes, pero por toda la compañía. La situación invita, sin embargo, a plantearse una tercera vía, un final feliz, de película clásica de vaqueros. Una tregua podría dibujarse así: Netflix se queda con los estudios de cine a un precio menor, ya que no fagocita a su rival HBO, pero asume un negocio con jugosos títulos como la franquicia Harry Potter y se libra, de paso, de lidiar con dos plataformas. Paramount, por su parte, integra HBO y se queda con la CNN (objetivo del trumpismo) y las demás televisiones, con la confianza de que las sinergias sean suficientes como para que la operación sea rentable. Ay, si todo fuera como en las películas...
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