Cómo reconstruirse tras un intento de suicidio: “Antes solo me quería morir para sentir paz. Ahora veo el negro y toda la gama de colores”
“Solo quería dormirme y no despertarme al día siguiente para sentir paz. No quería morirme; quería acabar con un dolor que me hacía sufrir desde hace años, un dolor que perdura y no cesa. No podía más, sentía que no podía, que no tenía ayuda. No veía más escapatoria que quitarme la vida. Pero de ese agujero se puede salir, lo digo porque durante años me vi en un túnel en el que todo era completamente oscuro y ahora, aunque no haya quitado el negro de mi vida, veo toda la gama de colores y me permito tener días grises”. Lidia Cabrera tiene 25 años. Sufrió acoso escolar desde “bien pequeña” y fue diagnosticada más tarde con un trastorno de conducta de alimentación (TCA). Ha tenido tres intentos de suicidio. El último le dejó secuelas —salió en silla de ruedas del hospital― y una discapacidad del 43%. Lo cuenta tres años después, con una serenidad pasmosa. Encontró la fuerza para salir adelante como las otras tres personas que, para este reportaje, han accedido a contar su proceso de reconstrucción.



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