El mercado se adapta a la nueva Reserva Federal (de momento)

Ayer pudo ser el primer día de una nueva etapa de la Reserva Federal. Los ataques verbales de Donald Trump a Jerome Powell y las decisiones del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (no son unipersonales) han pasado a convertirse en acciones, concretadas en el intento de despido de Lisa Cook y en la entrada en la torre de marfil del banco central, un fortín de la tecnocracia, de un perfil heterodoxo, extremo y parcial, como Stephen Miran. Los bancos centrales son, en su mayoría, dependientes del poder político en sus nombramientos, pero independientes en sus decisiones; una paradoja que se suele resolver con diplomacia, datos y una abultada paleta de tonos grises. Stephen Miran, economista que aboga entre otras cosas por un default de la deuda estadounidense, es un elefante en la tienda de porcelanas. Ayer fue el único voto disidente, en una reunión en la que Powell logró el apoyo de los otros dos consejeros díscolos.
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