Opas hostiles: cuando las empresas van a la guerra (y casi todo vale)

Pocas veces los pequeños inversores suelen tener protagonismo en la marcha de las compañías. Habitualmente las juntas generales pasan como un simple trámite de aprobación del orden del día. A pesar de los intentos de convertir al accionista en activista, no existe tradición en el mercado español y, tal vez, lo más novedoso fue la implantación del voto electrónico en las juntas, aprobada en julio de 2023.
Sonados fracasos internacionales
Si las opas hostiles son complicadas en compañías de un mismo país, la cosa se complica aún más cuando la oferta es transfronteriza. Uno de los episodios más recientes es del italiano Unicredit para hacerse con el alemán Commerzbank, a la que se opone el Gobierno germano. El italiano tiene ya el 28% de las acciones del alemán y el Banco Central Europeo (BCE) le ha autorizado a adquirir hasta el 29,9%, justo en el umbral de participación para lanzar una opa. También los vetos provenientes de Bruselas impiden muchas de estas operaciones. El sector más afectado es el de las telecomunicaciones, que en Europa, a diferencia de Estados Unidos, está muy atomizado, lo que limita los resultados de estas compañías. Entre las operaciones más voluminosas que no cuajaron destaca la que la minera BHP Biliton lanzó sobre Río Tinto, el intento de Pfizer para adquirir AstraZeneca o el de Deutsche Telekom sobre Telecom Italia, que también tuvo veto gubernamental. Otro freno en el sector de las telecomunicaciones fue el no a la opa de France Telecom sobre la sueca TeliaSonera. La alemana E.On tampoco pudo hacerse con Endesa frente a las otras ofertas competidoras de Enel y Acciona. Comcast tuvo que dar marcha atrás para hacerse con Walt Disney, y General Electric tampoco pudo adquirir Honeywell International.
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