¿Los Ángeles sin palmeras? El debate estético, climático y económico agita a California

Resulta casi imposible de imaginar. El cine, las series y la ilusión siempre nos han hecho ver a Los Ángeles como una ciudad de palmeras. Largas calles con altísimos y oscilantes árboles a cada lado, playas decoradas con ellas, elegantes hoteles rodeados de sus brillantes hojas, hamburguesas y batidos en descapotables adornados por su sombra... o no. Porque ahí está buena parte del problema: en la sombra. Las palmeras, estilizadas y estéticas, apenas generan frescor, algo que resulta, más que incómodo, terrible en épocas de cambio climático. Pero, además, las palmeras son caras, de plantar y de mantener, siempre sedientas. Y, para más inri, están en peligro de extinción en la ciudad. Porque, sorpresa, no, las palmeras no son árboles endémicos californianos. En esta ciudad de inmigrantes, hasta las palmeras lo son.
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