Una joya de 1918 en ruinas y abandonada: el futuro incierto del gran refugio de la sierra de Guadarrama

Una noche de agosto de 1928, en la pradera de los Corralillos, a más de 1.500 metros de altitud, una orquesta de casi cuarenta músicos hizo que piezas de Wagner y Beethoven retumbaran por el valle de la Fuenfría, en la sierra de Guadarrama. Aunque no hay documentación al respecto, es fácil imaginar a los músicos apeándose en la estación de ferrocarril de Cercedilla para después cargar durante una hora sus instrumentos por la calzada romana que en el siglo I comunicaba Toledo con Segovia o por la borbónica, la que Felipe V ordenó levantar en el siglo XVIII para llevarle a su palacio en La Granja de San Ildefonso. Sin embargo, aquellas casi cuatro decenas de músicos y sus violines, violonchelos, trombones o los agraciados con la flauta, subieron solamente hasta la pradera de los Corralillos, una explanada en la que, algo más de una década antes, la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara que les estaba esperando había levantado el primer gran refugio para sus socios, el conocido como chalet de Peñalara.
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