Las infraestructuras hídricas y un saneamiento resiliente son claves ante el cambio climático
El retrete es el primer eslabón de la cadena para conseguir un saneamiento integral y seguro para todas las personas a escala mundial. La dana ha puesto de manifiesto la importancia de la red hídrica y la necesidad de que la infraestructura esté preparada para las fuertes lluvias que está provocando el calentamiento del planeta.
¡No tires nada al inodoro!
Desde Agbar hacen también un llamamiento en este Día Mundial del Saneamiento para que no se tire nada al retrete. En los países occidentales disfrutamos de unas redes modernas y unas infraestructuras avanzadas de saneamiento, que, sin embargo, no cumplen su función si los usuarios hacen un mal uso de las mismas.
Las personas arrojan al inodoro todo tipo de residuos, tales como aceite, productos para el cuidado personal (toallitas higiénicas, pañales, bastoncillos de algodón, discos desmaquillantes, tampones…), mascarillas, medicamentos, colillas, etc.
Estos desperdicios no son solo los responsables de numerosos problemas en la gestión de las aguas residuales, de provocar atascos importantes en los bajantes de las comunidades de vecinos, y en infraestructuras públicas como redes de alcantarillado, equipos de bombeo y estaciones depuradoras de aguas residuales, sino que además, producen graves problemas medioambientales por saturación de los colectores de saneamiento, siendo la causa de vertidos de aguas residuales, que alcanzan a ríos y playas.
Y todo sin perder de vista el impacto económico de estas actitudes incívicas, que según diversos estudios del sector se estima en un sobrecoste de entre 230 y 240 millones de euros al año.
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