Estados Unidos o Europa, el dilema bursátil para 2026 entre la fiebre tecnológica y el estímulo fiscal

El año que termina comenzó marcado por la segunda victoria de Donald Trump, que tomó posesión en enero. El llamado Trump trade, la expectativa de una economía estadoundiense fuerte por las políticas del nuevo presidente, prometía un buen futuro para las acciones estadoundienses, que despuntaron tras las elecciones, aunque algunos analistas confiaban en que la Bolsa europea pudiera por fin batir en rentabilidad a un imparable Wall Street. Un denso manto de incertidumbre cubría todo el año, y la realidad no defraudó. En un primer momento los aranceles provocaron la salida de flujos de dinero hacia Europa. Tras la sacudida inicial, los posteriores acuerdos comerciales calmaron los ánimos y la Bolsa estadounidense logró revertir con creces la desconfianza sembrada por Trump con su declaración de guerra comercial: el S&P comenzó una remontada cercana al 40% desde los mínimos de abril. En el balance del año, la rentabilidad del Euro Stoxx 50, del 18%, supera por poco a la del S&P 500. Y el tecnológico Nasdaq, alimentado por la inteligencia artificial, ha superado la barrera del 20%, aunque algo por debajo del alza que se ha apuntado el Dax gracias al estímulo fiscal alemán. La balanza de las ganancias se termina por inclinar hacia Europa gracias a España, la gran sorpresa del continente, con un Ibex 35 que se ha revalorizado más del 48%.
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