Éxito de la campaña para la retirada de carteles políticos de odio en los espacios públicos húngaros

En Hungría, más de 180.000 personas han firmado ya una petición en internet para que se dejen de colocar carteles políticos en lugares públicos del país. Los fundadores de la Asociación de Teatro Loupe, Rozi Lovas, Tamás Lengyel, Áron Molnár y János Antal Horváth, lanzaron a finales de julio una campaña para eliminar la incitación al odio de los espacios públicos.
En su vídeo de Facebook afirman que las calles están llenas de mensajes manipuladores e incendiarios que "dividen familias y destruyen amistades". Exigen que se liberen los espacios públicos de la incitación política y la desinformación, que se ponga fin a las campañas de odio financiadas con fondos públicos y que se permita un discurso público auténtico, libre y basado en valores.
Campañas de oposición a la adhesión de Ucrania a la UE
En el vídeo también se citan algunos de los comentarios al respecto, cuyos autores se preguntan por qué se están politizando sus antaño queridos actores. Afirmaron que su trabajo forma parte de la vida pública y que sienten que es su deber hablar claro.
El Gobierno de Fidesz lleva años inundando las calles de vallas publicitarias, incluso en periodos en los que no hay campaña electoral. Cambian con frecuencia, pero se centran siempre en desacreditar a los líderes de la oposición y a la Comisión Europea, y más recientemente a la oposición a la adhesión de Ucrania a la UE.
"Cada elección se plantea como una cuestión de vida o muerte"
Así opina András Keszthelyi, experto político: "La valla publicitaria es una herramienta de campaña bastante eficaz también en el mundo digital, da una presencia muy fuerte, por otra parte es una especificidad húngara que se trata de un mercado que está prácticamente en manos del Gobierno o de empresas cercanas al Gobierno, por lo que es un área de la publicidad política donde Fidesz puede crear una superioridad absoluta."
András Keszthelyi está de acuerdo en que los carteles políticos son una contaminación visual de los espacios públicos, pero no cree que estropeen el discurso público. "Aunque se prohibieran o restringieran severamente, el problema no desaparecería. El tono hostil del discurso público se debe en cierta medida a la lógica de la política actual, en la que cada elección se plantea como una cuestión de vida o muerte, con lo que, por supuesto, aumenta la ira".
Un gran negocio en manos de empresas cercanas al Gobierno húngaro
El papel de los espacios públicos podría verse reforzado porque Facebook ya no podrá publicar anuncios políticos en la UE a partir de octubre, lo que reduce el abanico de plataformas en las que pueden aparecer las campañas. La utilidad de los carteles políticos no quedará clara hasta las elecciones parlamentarias del año que viene. Lo que es seguro es que son un gran negocio.
Durante años, la agencia estatal de contratación de comunicaciones, supervisada por Antal Rogán, siempre ha subcontratado la colocación de carteles a contratistas cercanos al Gobierno. Las empresas de Gyula Balásy han recibido pedidos por valor de decenas de miles de millones de euros de la Oficina Nacional de Comunicaciones.
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