Una delegación portuguesa se une a la flotilla a Gaza y pide acción al Gobierno

La líder del Bloque de Izquierda, Mariana Mortágua, el activista Miguel Duarte y la actriz Sofía Aparício forman parte de la Flotilla Humanitaria que partirá hacia la Franja de Gaza en un intento de hacer llegar ayuda humanitaria. Un "imperativo moral y ético" ante el bloqueo israelí a la entrada de mercancías en el enclave palestino.
"Israel está impidiendo que lleguen alimentos a los niños que mueren de hambre en Gaza. Romper este bloqueo humanitario no solo es legal desde el punto de vista del derecho internacional, sino que también es un imperativo moral y ético", afirmó Mariana Mortágua.
La diputada portuguesa cree que la inmunidad diplomática inherente a su cargo puede ser útil para el éxito de la misión, así como para la seguridad y el bienestar de los ocupantes del buque. "Como parlamentaria, la protección diplomática que tengo es útil para esta misión. Esta es una de las razones por las que creo que es importante que participe, de modo que pueda utilizar este estatus para proteger la misión, romper el asedio y ayudar a que los barcos lleguen a Gaza", explicó la coordinadora del Bloque de Izquierda durante una rueda de prensa.
Riesgos y respuesta política
La cuestión de la seguridad es una de las más controvertidas, sobre todo después de que la última misión de la Flotilla, en la que viajaba la activista sueca Greta Thunberg, acabara siendo interceptada por las fuerzas israelíes, y varios de sus ocupantes aceptaran ser deportados a sus respectivos países.
La delegación portuguesa que ahora quiere viajar a Oriente Medio ha notificado la misión al Ministro de Estado y Asuntos Exteriores. Los tres ocupantes portugueses exigen unos "mínimos". "Hacer todos los esfuerzos posibles para garantizar nuestra seguridad y la de la ayuda humanitaria que llevamos a Gaza, eso me parece lo mínimo", explicó Miguel Duarte a 'Euronews'.
En un plano más amplio, el activista explica que es necesario que el Estado portugués "corte las relaciones comerciales y los lazos diplomáticos con Israel, aplique sanciones de inmediato y rechace absolutamente cualquier tipo de contrato con empresas israelíes, en particular las armamentísticas". Son exigencias que aplica al resto del mundo y que también forman parte de la razón por la que forma parte de la Flotilla Humanitaria.
En reacción a la misión, el ministro de Asuntos Exteriores, Paulo Rangel, criticó la supuesta inacción del Bloque de Izquierda en la cuestión de Gaza durante los años de Gobierno socialista. "El Bloque de Izquierda, que está implicado en esta causa humanitaria —lo que es ciertamente encomiable—, esta gente tuvo una influencia en el Gobierno socialista durante seis años. Una influencia decisiva. ¿Y hicieron algo? ¿Qué hicieron? Es fácil hablar cuando estás fuera. Pero cuando estás en el Gobierno, esta gente no lo hace", criticó.
Bajas posibilidades de éxito, pero gran movilización
"Bueno, lo más probable, teniendo en cuenta las flotillas de los últimos años, es que ni siquiera nos dejen llegar a Gaza, es decir, lo que ha ocurrido en los últimos años es que las flotillas se acercan a Gaza y son interceptadas por el ejército israelí, capturadas ilegalmente, la tripulación es capturada ilegalmente por el ejército israelí y la gente es deportada y lo más crucial es que la ayuda humanitaria no llega a Gaza la mayoría de las veces", explica Miguel Duarte, en una descripción del escenario más probable y que ya ha ocurrido en misiones anteriores.
A pesar de las probabilidades, hay optimismo entre los ocupantes, principalmente debido a la escala de la operación. "Esperamos poder romper el circo porque, en realidad, es la mayor flotilla que va a intentar llegar a Gaza jamás", afirma el activista. La Flotilla Humanitaria incluirá decenas de embarcaciones con delegaciones de más de 40 países.
"Nunca se ha movilizado tanto a la sociedad civil en una de estas flotillas, así que tenemos alguna esperanza de conseguirlo y, sobre todo, de abrir un corredor humanitario que luego pueda servir para aliviar, aunque sea un poco, el sufrimiento del pueblo palestino", afirma.
En cuanto a su estado de ánimo, Miguel dice estar ilusionado con la misión humanitaria, reforzando la movilización de la sociedad civil por la situación en la Franja de Gaza. ¿Los resultados? Ya veremos, pero las motivaciones van más allá: "Creo que lo que nos motiva no es la garantía de éxito, ni la seguridad del viaje, sino la absoluta necesidad de lo que estamos haciendo".
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