Sector del automóvil: Las 5 exigencias clave de la industria a la UE para salvar su competitividad

"En peligro de muerte". Este era el sombrío balance que hacía hace unos meses el responsable de Industria de la UE, Stéphane Séjourné, sobre la industria automovilística europea. El elevado precio de la energía, la creciente competencia mundial y un incierto entorno normativo y comercial han sumido al sector en una espiral de crisis.
"Existe el riesgo de que el futuro mapa de la industria automovilística mundial se dibuje sin Europa", declaró Séjourné en abril. Para hacer frente a los retos más acuciantes del sector, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recibirá el viernes en Bruselas a altos ejecutivos del sector del automóvil con el fin de elaborar un plan de ataque.
Pero, ¿cuáles son las cinco principales exigencias de la industria automovilística de cara a esas conversaciones con Von der Leyen? Camille Lamarque, responsable de comunicación política de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), explica la posición del sector.
Recalibrar los objetivos de CO2
La cuota de mercado de los turismos eléctricos de batería en la UE-27 era del 15,6% y del 9% en el caso de las furgonetas. Todavía no se ha producido una adopción generalizada en el mercado de masas. Y no ocurrirá si no aceleramos la infraestructura y reducimos el coste total de propiedad. En mayo de 2025, los fabricantes habían lanzado casi 290 nuevos modelos e invertido cientos de miles de millones en transformación. Hemos cumplido. Y seguimos haciéndolo. No hay vuelta atrás: las fábricas europeas se están construyendo y reformando y la mano de obra se está recualificando.
Pero los gobiernos y los reguladores no han invertido ni exigido niveles suficientes de infraestructuras y mejoras de la red, y los incentivos siguen siendo incoherentes. Consecuencia: los objetivos normativos ya no son alcanzables. La actual senda de reducción de CO2 en el transporte por carretera debe recalibrarse para garantizar que cumpla los objetivos climáticos de la UE, al tiempo que salvaguarda la competitividad industrial de Europa, la cohesión social y la resistencia estratégica de sus cadenas de suministro.
Reforzar las condiciones propicias
Para que los vehículos de emisiones cero se conviertan en una opción obvia para los consumidores y las empresas, la compra o el uso de estos vehículos deben ser más atractivos que los de motor de combustión interna. Para ello, se necesitan incentivos de compra coherentes, una fiscalidad más justa, menores costes de recarga y un acceso más fácil a las ciudades.
Al mismo tiempo, Europa debe acelerar las infraestructuras de recarga y repostaje, especialmente para los vehículos pesados, al tiempo que moderniza las redes y reforma los mercados energéticos para reducir los precios de la electricidad.
Salvaguardar la neutralidad tecnológica
Aunque los vehículos eléctricos de batería dominarán la transición, no pueden satisfacer todas las necesidades de transporte. Los híbridos enchufables, las pilas de combustible de hidrógeno, los motores de combustión interna de combustibles renovables y otras soluciones siguen siendo vitales.
Por el momento, los vehículos híbridos eléctricos siguen siendo los principales consumidores, con casi el 35% del mercado, y los híbridos enchufables han registrado su quinto mes consecutivo de fuerte crecimiento, con un aumento de las ventas superior al 56%, según la ACEA. Mantener múltiples tecnologías sobre la mesa ampliaría las posibilidades de elección de los consumidores, aceleraría la descarbonización del parque automovilístico actual y mantendría la fortaleza industrial y exportadora de Europa.
Impulsar la competitividad y la resistencia
Los responsables políticos europeos se han centrado acertadamente en crear una industria de baterías propia, pero el sector advierte de que esto llevará tiempo. Mientras tanto, Europa debe reforzar y diversificar las cadenas mundiales de suministro de baterías, semiconductores y materias primas esenciales.
Las asociaciones estratégicas con aliados fiables, la racionalización de la normativa de la UE y el apoyo específico a la innovación y el empleo cualificado serán esenciales para que Europa siga siendo competitiva frente a la feroz presión mundial.
Adoptar políticas adaptadas a los distintos grupos de vehículos
Está claro que necesitamos tres 'carriles' separados y políticas adaptadas a cada vehículo: turismos, furgonetas y vehículos pesados. La situación del mercado de furgonetas, con una cuota eléctrica del 9%, es crítica y requiere una atención específica. Los camiones y autobuses representan hoy sólo el 3,5% de las matriculaciones de eléctricos de batería, ya que el marco de apoyo va a la zaga.
La recarga por megavatios, la capacidad de la red y los incentivos a la compra siguen sin desarrollarse, lo que frena el progreso en uno de los sectores más difíciles de abandonar. Los líderes del sector sostienen que la UE no puede permitirse esperar hasta 2027 para revisar las normas de CO2 de los vehículos pesados.
En su lugar, es necesario realizar un seguimiento y adoptar medidas urgentes para encarrilar el transporte de mercancías por carretera hacia la neutralidad climática. Por último, debe reintroducirse una perspectiva industrial y de mercado para las tecnologías que ayuden a acelerar la transición, y darse un reconocimiento especial a la fabricación de coches eléctricos pequeños y eficientes.
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