Palmira trata de resurgir de sus cenizas tras la caída de Al Assad

Los restos de la antigua ciudad de Palmira están experimentando un resurgimiento tras años de conflicto civil y por la acción del Estado Islámico en esta parte del territorio sirio, en el centro del país protagonizado por las dunas del desierto de Sham.
Los fundamentalistas causaron graves daños tras alcanzar estas ruinas originarias del siglo III a.C en el año 2015, considerada un lugar estratégico por el Ejército del depuesto Bashar Al Assad debido a su ubicación. Palmira sufrió al menos cinco ofensivas hasta el 2017, en un intento de ambos bandos por garantizarse el control de esta joya histórica.
Tras la caída del régimen, los residentes empezaron a regresar a este enclave en el que también llegó a haber fuerzas iraníes y rusas, según miembros de la Administración no electa de Ahmed Al Shaara. Se calcula que más de 30.000 personas han regresado a la ciudad desde el 8 de diciembre de 2024.
Objetivo Palmira: La futura gallina siria de los huevos de oro para atraer de nuevo a los turistas
'Euronews' ha obtenido imágenes del interior del Museo Nacional tras la caída del régimen del dictador alauita, que aparece abandonado y casi destruido como consecuencia de las batallas.
El vídeo también documenta la presencia de un grupo de estatuas y esculturas descubiertas en las tumbas arqueológicas de la ciudad, entre ellas efigies femeninas y diversas piezas funerarias, entre las que destacan monumentos con forma de media naranja que representan con gran precisión artística los rasgos de los difuntos, sus ropas y sus ornamentos. El museo incluye un retrato del arqueólogo sirio Jaled Al Asaad, asesinado por el grupo extremista ISIS durante su control de la ciudad en 2015.
Varios trabajadores del Museo Nacional confirman que sigue cerrado y en proceso de restauración, con una subvención proporcionada por el sultanato de Omán. El Museo de Tradiciones Populares ha sido totalmente restaurado y sí está abierto a los visitantes, y la zona arqueológica ha sido equipada con modernos sistemas de iluminación para atraer a los turistas. Hasta 52 misiones arqueológicas internacionales han presentado solicitudes de permiso para excavar y restaurar la ciudad, entre ellas una misión polaca, según las autoridades.
En cuanto a la ciudadela de Palmira, que ocupa una posición importante desde la que se domina todo el complejo arqueológico y urbano, así como las carreteras adyacentes, ha sido parcialmente destruida y necesita ser restaurada para recuperar su antiguo esplendor.
El número de turistas extranjeros que visitan la zona "es aceptable", dicen los trabajadores locales, pero la mayoría son turistas locales, especialmente ahora que la zona y las carreteras han sido totalmente aseguradas y la población beduina original ha comenzado a regresar. Esto contribuye a recuperar las tradiciones locales de este paisaje desértico, contribuyendo a revitalizar la actividad económica y turística de la región.
Por el momento, se han terminado tres hoteles tradicionales para recibir a los visitantes, y pronto se abrirá un cuarto. Además, el hospital de la ciudad fue renovado gracias a las donaciones de sus habitantes, que ascendieron a más de 37.000 euros.
Los desafíos para acabar con las minas y los saqueos arqueológicos
A pesar de los esfuerzos por devolver la vida a la ciudad arqueológica, aún siguen existiendo desafíos. Los alrededores de Palmira sufren la presencia de minas, colocadas por el Daesh antes de su retirada. Aunque unos equipos especializados rusos y armenios trabajaron para retirarlas antes de la caída del régimen, la vasta superficie requiere más tiempo y recursos.
Además de las minas, Palmira se enfrenta a otro reto: el fenómeno generalizado de la excavación indiscriminada en las zonas remotas que rodean la ciudad. Impulsados por necesidad económica, algunos individuos saquean artefactos que puedan vender en el mercado negro. Este fenómeno amenaza con causar graves daños al patrimonio cultural de la ciudad, afirman, ya que importantes yacimientos arqueológicos están siendo objeto de vandalismo sin tener en cuenta su valor histórico.
El Estado Islámico se hizo con el control de la ciudad arqueológica en marzo de 2015, destruyendo por completo el famoso templo de Baal, Baalishmin, el Arco del Triunfo y algunas tumbas reales. Los yihadistas decapitaron al arqueólogo Khaled Al Asaad en agosto de ese mismo año por negarse a revelar un yacimiento que contenía objetos de mucho valor.
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