Muro de drones 'made in Germany': ¿Cómo funciona la defensa alemana contra los ataques rusos?

Para proteger el flanco oriental de la OTAN contra los drones rusos, la UE planea construir el llamado 'muro de drones'. "No es un muro, sino un sistema de sistemas", explica Sven Kruck, codirector general de la empresa alemana de drones Quantum Systems. "Reconocimiento, fusión de sensores y defensa, integrados a lo largo de miles de kilómetros", explica Kruck a 'Euronews'. Así es como describe la idea básica que subyace en el proyecto del muro de drones: un sistema en red de sensores y medidas de defensa diseñado para proteger el flanco oriental de la OTAN.
La respuesta de la OTAN a los drones rusos que recientemente entraron en el espacio aéreo polaco ha sido criticada por ser desproporcionada, ya que sólo una fracción de los drones fueron derribados utilizando costosos misiles y aviones. Los expertos advierten que el despliegue de cientos de drones baratos podría abrumar rápidamente a los limitados interceptores de la alianza, dejando partes de su espacio aéreo desprotegidas mientras los sistemas se recargan, sugirió un informe del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).
Defensa impresa en 3D
Kruck codirige Quantum Systems, una de las empresas de drones líderes en Europa, que desarrolla hardware y software internamente y se especializa en misiones de reconocimiento aéreo no tripulado. La empresa está adquiriendo una valiosa experiencia en la guerra de Ucrania, operando allí una base con más de 200 empleados y colaborando con socios internacionales, incluidas las Fuerzas Armadas alemanas.
Además de drones de reconocimiento, Quantum Systems fabrica drones interceptores. Paul Strobel, director de Asuntos Públicos de la empresa, declaró a 'Euronews' que el dron Hunter podría utilizarse como parte de un muro antidrones. El dron no tripulado tiene la ventaja de ser mucho más económico de desplegar que enviar una aeronave tripulada para derribar un dron.
"Nos aseguramos de que el dron interceptor sea más económico que el objetivo que derriba", dijo Strobel. "Así es como se gana. Si se logra mantener bajo el costo del despliegue, incluyendo las cadenas de suministro y la producción. Podemos lograrlo porque los drones se imprimen principalmente en 3D".
A lo largo de la frontera, los drones se instalan como baterías portátiles de defensa aérea, conectados a la energía y al software, de modo que, en caso de una violación del espacio aéreo, una escotilla se abre automáticamente y los drones pueden despegar. Entonces se fija el objetivo y, "dependiendo de la carga útil, lo detona o lo destruye mediante una maniobra de embestida", explicó Strobel. Con drones de ataque capaces de alcanzar velocidades de hasta 500 km/h, añadió, "el impacto por sí solo suele ser suficiente".
El hombre contra la máquina
Sin embargo, el proceso aún no es completamente automático. En última instancia, una persona aún tiene que confirmar si una aeronave que se aproxima es un dron de combate o de aficionado. "Por eso se trata de un tema delicado a nivel regulatorio", añadió Strobel, señalando que este tipo de batería de defensa aérea no es adecuada para cualquier ubicación.
Si se implementara un sistema de este tipo en un aeropuerto, por ejemplo, las medidas de seguridad deberían garantizar que un dron no colisione accidentalmente con un avión de pasajeros y cause daños graves. "Al vincular estos sistemas con software, se puede resolver ese problema: el software puede determinar qué está volando, qué aeronaves son amigas u hostiles y cuáles no deberían volar", explicó Strobel.
Si el objeto resulta no autorizado, los operadores pueden decidir si lo interceptan. En los últimos 500 metros, la cámara a bordo del dron se revisa manualmente y la interceptación se confirma pulsando un botón. Como alternativa, la operación puede cancelarse.
Strobel señaló que dicho sistema aún no existe, alegando un "enorme problema burocrático". "Desde un punto de vista técnico, podría funcionar: drones de reconocimiento a lo largo de la frontera, conectados a drones interceptores, con drones de reconocimiento adicionales más atrás", explicó. "Los drones de reconocimiento podrían informar e incluso identificar si un dron que se aproxima es de combate, de modo que esa decisión no tendría que tomarse en el último momento".
Obstáculos burocráticos
La industria de defensa solo puede aportar información sobre lo técnicamente posible; las cuestiones políticas y burocráticas deben ser resueltas por las autoridades. "La UE y la OTAN deben coordinarse: ¿quién es responsable de interceptar un dron?", preguntó Strobel. Primero, la UE debe determinar qué tareas recaen en agencias como Frontex y en cada Estado miembro. "Luego, cada Estado miembro debe decidir qué responsabilidades recaen en la Policía, el Ejército y la Guardia fronteriza", añadió Strobel.
A todos los niveles, la cuestión se fragmenta en múltiples componentes. "Como fabricante, nuestros clientes no son la UE ni la OTAN, sino los Estados miembros, a través de sus Fuerzas armadas o Policía", declaró a 'Euronews', y explicó que Quantum Systems proporciona el software que conecta a todos los actores.
"Si permite que los Estados miembros, el Ejército y la Policía se comuniquen eficazmente, mucho mejor. Nuestro enfoque es muy ascendente: empoderamos a quienes realmente tienen que ponerlo en práctica. Idealmente, la iniciativa acabará cuajándose", argumentó Strobel.
"Si queremos un muro antidrones, debemos verlo como parte de una transformación más amplia del sistema de seguridad europeo. La industria y la política necesitan un marco común y puntos de contacto claros. Solo así una metáfora puede convertirse en una realidad operativa", añadió Kruck, codirector ejecutivo de la empresa, enfatizando que el muro antidrones no es solo un sistema técnico, sino un esfuerzo coordinado entre la política, la industria y el Ejército.
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