Israel mantiene cerrado el paso fronterizo de Rafah hasta que Hamás devuelva a los rehenes

El anunciado acuerdo de paz para Gaza ya muestra claros signos de fragilidad. Apenas unas horas después de las triunfalistas declaraciones del presidente Donald Trump en Sharm el Sheij, el balance en la Franja sigue empeorando: nuevos ataques, decenas de víctimas y el paso de Rafah aún cerrado hacen que la tregua esté muy lejos de la realidad sobre el terreno.
Hamás devolvió el martes por la noche los cadáveres de otros cuatro rehenes israelíes, según anunció la Cruz Roja Internacional y según informaron las Fuerzas de Defensa de Israel en un comunicado conjunto con el Shin Bet.
Israel ha denunciado que uno de los cuatro cuerpos sin vida entregados por la organización no corresponde con ninguno de los rehenes que seguían cautivos en Gaza. El Ejército ha confirmado la identidad de los tres restantes, Tamir Nimrodi, Uriel Baruch y Eitan Levi, que se suman a los cuatro cuerpos que la organización palestina entregó el lunes, que fueron identificados el martes.
Anteriormente, Israel había dicho que estaba considerando qué medidas tomar hasta que Hamás entregue todos los cuerpos de los rehenes secuestrados el 7 de octubre. Por su parte, Hamás había informado a los mediadores de que trasladaría los cuerpos de otros cuatro israelíes a las 22:00 (21.00 horas en España).
Israel ha anunciado que, en contra de lo acordado, el paso fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto permanecerá cerrado al menos hasta mañana y que el flujo de ayuda al enclave palestino se reducirá hasta que se entreguen los restos de todos los secuestrados.
Rafah sellado mientras se agrava la crisis humanitaria
El paso fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto, único punto de acceso para la ayuda y los desplazados, permanece cerrado. Este cierre, que se explica por la no devolución de todos los restos de los rehenes muertos, agrava aún más la ya desesperada situación humanitaria de la población civil, impidiendo la evacuación de los heridos y la llegada de suministros médicos esenciales.
Mientras tanto, la Cruz Roja ha subrayado que la devolución de los cuerpos de los rehenes es "un enorme desafío" y podría llevar días o semanas, con la posibilidad de que algunos cuerpos no se encuentren nunca, enterrados entre los escombros de los edificios arrasados por los bombardeos.
Decenas de muertos a pesar de la tregua, Hamás ejecuta a opositores en público
Sobre el terreno, la situación es dramática. Según fuentes sanitarias locales, 44 palestinos han muerto y 29 han resultado heridos en las últimas 24 horas como consecuencia de los ataques israelíes en la Franja de Gaza, a pesar de la tregua formalmente en vigor.
Entre las víctimas, seis personas fueron alcanzadas en incursiones en la ciudad de Gaza y en Jan Yunis, mientras que cinco civiles murieron en Shujaiya a manos de drones israelíes cuando intentaban inspeccionar sus casas destruidas. Se registraron otras víctimas en Jabaliya al Balad y en la zona de Al Fakhari, al este de Jan Yunis. Las fuerzas israelíes afirmaron que abrieron fuego para "neutralizar una amenaza" tras detectar a "sospechosos" que intentaban cruzar la línea de seguridad.
También se registraron decenas de muertos como consecuencia de la ofensiva de Hamás contra grupos opositores, así como contra familias beduinas, que en los últimos meses se han puesto del lado de los militantes y han tratado de garantizar la seguridad de los camiones de ayuda humanitaria que llegan a la Franja. Varios vídeos en las redes sociales, verificados por 'BBC Verify', muestran a miembros de Hamás ejecutando públicamente a opositores, a menudo acusados de traición y connivencia con Israel.
¿Se mantendrá el alto el fuego?
A pesar del tono optimista de Trump y del lema Paz en Oriente Medio exhibido en la cumbre, la realidad en Gaza cuenta una historia diferente: el alto el fuego es frágil, los combates no han cesado y los nudos políticos siguen sin deshacerse.
Sin un acuerdo claro, la participación directa de las partes en conflicto y una apertura humanitaria inmediata, la tregua corre el riesgo de convertirse en una pausa temporal y no en un paso hacia una paz duradera.
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