Cuando hacer leña del árbol caído es un deporte, literalmente: los 5 deportes más raros de España

España es conocida por su pasión por el fútbol, el baloncesto y otros deportes tradicionales, pero en sus rincones también florecen disciplinas menos convencionales que sorprenden y divierten igual o más. Desde el corte de un tronco hasta el lanzamiento de un hueso de aceituna.

Cuando cortar troncos podría ser categoría olímpica

En el País Vasco hay cientos de cosas que nos dejan con la boca abierta: un idioma milenario (del cual se desconoce su origen), su comida (que levante la mano aquel que no se ha ido de 'pintxos') o sus tradiciones. De entre todas, destacan especialmente sus deportes, como el 'aizkolari', un deporte en el que, simple y llanamente, se cortan troncos a hachazos, ni más ni menos. Todo ello rodeado por un aura de espectáculo, fuerza y técnica que hace que cualquiera allí presente contenga la respiración con cada golpe al tronco.

Si nunca ha oído hablar de este deporte, no se preocupe, es normal. No se enseña en gimnasios y, mal que le pese a España, por el momento no es rutina en los Juegos Olímpicos, pero si lo fue el 'skateboard', ¿por qué este no podría serlo? Sin embargo, para los vascos esto es algo más que un deporte. Es un símbolo de su historia y de su amor por las cosas imposibles.

¿De dónde sale esta tradición de cortar troncos a hachazos?

Como muchas de las tradiciones que han perdurado, viene del pueblo. Una forma de sobrevivir por parte de los leñadores, que pasaban horas y horas cortando árboles para conseguir madera. Era un trabajo muy duro porque, alerta 'spoiler', la motosierra aún no existía. Y todo esto derivó en competición.

¿Quién puede cortar el tronco más rápido? ¿Quién corta el tronco más grande? Así que entre un vaso de 'txakolí' y otro, nació el deporte.

¿Cómo funciona este deporte?

Erróneamente podría pensar: "Cortar troncos no tiene mucha ciencia, ¿no? Solo le das al tronco hasta que lo partes y listo". Bueno, pues no. Si lo intentara usted, lo más probable es que acabe sudando como si estuviera en una sauna, con el tronco (prácticamente) intacto y sus manos preguntándole por qué no está usando guantes. El 'aizkolari' es un deporte que requiere técnica, estrategia y una resistencia física de otro mundo.

No se puede usar cualquier hacha para este deporte. Los 'aizkolaris' tienen hachas diseñadas especialmente para cortar madera como si fuera mantequilla (quizás no tanto, pero entienda la idea). Estas herramientas están hechas a medida, y los deportistas las cuidan más que un chef cuida sus cuchillos. Antes de cada competición, las afilan con una precisión casi obsesiva, porque un golpe mal dado puede hacer que pierdan segundos cruciales.

Y el otro protagonista, el tronco, varía según la competición. No es lo mismo enfrentarte a un tronco de 30 cm de diámetro que a uno de 72, porque en el segundo caso probablemente tengas que parar a mitad de camino para preguntarte por qué decidiste dedicarte a esto. Los más comunes son de maderas como el álamo o el eucalipto, que ofrecen el equilibrio perfecto entre dureza y cortabilidad (si es que existe esta palabra).

Una pared, una pelota... y ya

Pero si hay un deporte en el que los ingredientes de fuerza y resistencia se juntan a la precisión, la 'euskal pilota' (o pelota vasca) se lleva la palma. Y de manera literal, porque aquí el impacto de la pelota con la mano es una parte importante del juego en una de sus variantes y deja al tenis a la altura de 'amateurs' (con todo el respeto a este noble deporte). La 'euskal pilota' es un deporte tradicional vasco que tiene un principio básico: golpear una pelota contra una pared (llamada frontón) para que el rival no pueda devolverla. Puede jugarse en parejas o individualmente, y las variantes del juego (que hay unas cuantas) dependen del instrumento que se use para golpear la pelota: la mano, una pala o incluso una cesta alargada que parece diseñada por alguien muy creativo y con tiempo libre.

Suena simple, pero no se deje engañar: la 'euskal pilota' requiere reflejos felinos, mucha precisión y, en algunos casos, manos de acero. Porque, si decide jugar a mano (la modalidad más auténtica y dolorosa), le aseguramos que la pelota, que es pequeña pero dura como una piedra, no le va a dar tregua. Los 'pelotaris' profesionales desarrollan callosidades dignas de las mejores lijas que harían llorar de envidia a un leñador.

Un poco de historia (rápida e indolora)

La 'euskal pilota' tiene raíces tan antiguas como las montañas vascas. Deriva de juegos de pelota que se practicaban en Europa desde la Edad Media. En el País Vasco, estas versiones evolucionaron hasta convertirse en el deporte que conocemos hoy. ¿Y el frontón? Bueno, antes las paredes de las iglesias hacían de cancha (¡que Dios nos agarre confesados por esos balonazos sagrados!). Con el tiempo, se construyeron espacios específicos, y ahora cualquier pueblo vasco que se precie tiene un frontón.

¿Qué modalidades hay?

1. Mano: la versión más tradicional y, posiblemente, la más épica. Aquí no hay palas ni cestas, solo una mano desnuda (que si te golpea te viste de torero) contra la pelota.
2. Pala: se utiliza una pala de madera para golpear la pelota, lo que permite mayor velocidad (y menos daño en las manos, afortunadamente).
3. Cesta punta: aquí entra en juego una suerte de cesta curvada con la que se lanzan las pelotas a velocidades de infarto, a veces superando los 300 km/h. El sonido de la pelota golpeando a la pared aún persigue a muchos ¡Cuidado con la cabeza!
4. Remonte y trinquete: variantes más técnicas y con reglas particulares, pero igual de emocionantes.

La madera, protagonista también en La Rioja

Este noble material, una vez se ha cortado gracias a los 'aizkolari', se puede llevar a Anguiano, una localidad de La Rioja que es famosa por la bajada de cuestas en zancos. Cualquiera que haya intentado caminar con estos aparatos del demonio sabe que la gravedad le pone ojitos lindos (como diría Bad Bunny). Si a esto se le añade una cuesta con una pendiente de casi el 20%, un traje tradicional y giros sobre uno mismo, todo ello se convierte en un espectáculo visual.

La bajada de zancos es una de las tradiciones más singulares de toda España. Durante las Fiestas de la Magdalena, ocho valientes (o temerarios, según se mire) zancudos bajan una de las cuestas del pueblo en los zancos, porque se ve que hacerlo a pie es aburrido (o de cobardes). Aunque, en honor a la verdad, no bajan a lo loco. Al igual que los 'aizkolari', todo tiene una técnica. La de estos consiste en que, mientras bajan, van girando sobre si mismos aprovechando la pendiente y la falda tradicional les aporta una estabilidad en un espectáculo que parece un baile con la misma parca.

¿Por qué lo hacen? Buena pregunta

Según cuentan todo empezó como una danza (se desconoce si pagana o religiosa) para agradecer al sol para que este diera una buena temporada en el campo con las cosechas. El origen de los zancos era para recorrer las zonas húmedas o nevadas, aunque la incorporación a las danzas de veneración se desconoce.

Si aún después de leer todo esto gusta de intentarlo, no se olvide de las rodillas sanas y un par de castañuelas, porque sí, también bajan la cuesta tocando este instrumento... por si no era ya lo suficientemente difícil. Si no, siempre puede acudir a verlos en tres meses: mayo (al día siguiente a la Ascensión, es decir, 40 días después del Domingo de Resurrección), julio (alrededor del día 22, que es el día de la Patrona) o septiembre (el último sábado de mes como Acción de Gracias). Además podrá escuchar a algún vecino diciendo: "Esa curva está floja" o "Gira más, que pareces una peonza averiada".

De cuestas, a peleas: la lucha canaria

Ah, las Islas Canarias. El paraíso de España. Las islas afortunadas también cuentan con un deporte de años de antigüedad. La lucha canaria, un ejercicio tan tradicional como echarle mojo a una buena papa arrugada o desayunar gofio. Aquí, sin embargo, no hay guantes como en el boxeo, no hay un kimono como en judo. Aquí se gana con fuerza, ingenio y algún tirón de pantalón (pero todo legal).

¿Cómo funciona?

El objetivo es claro: que su rival acabe en el suelo mientras usted posa de pie frente a él y mientras le rodea un público enfervorecido, como si de un gladiador del exiguo Imperio Romano se tratase. Para ello los bregadores (que es como son conocidos) se agarran por el pantalón y la camiseta e intentan derribarse con mañas (las técnicas tradicionales). Pero no se puede golpear o empujar como si no entrase usted en la guagua.

Existen técnicas para ello como el toque por dentro o la pardelera (que suena a un plato típico como el Sancocho, Ropa Vieja o el Almogrote) que dejarían a muchos más tiempo tumbado que de pie.

De vuelta a la Península y con aceitunas de por medio

Hablar tanto de deporte da hambre, así que de vuelta a la Península, haremos una parada en la soleada Costa Cálida. Nada sienta mejor que una tapa de aceitunas al sol con su bebida favorita. Pero alto ahí, no tire los huesos al suelo que de esto también ha salido un deporte.

El concepto es tan sencillo como divertido: agarre una aceituna, cómasela y con el hueso en la boca se pone usted en posición y la lanza con toda la fuerza posible (y sin perder el estilo) lo más lejos que pueda. Y como si de un avión se tratase, el hueso ha de caer en el suelo y no en el pelo de alguien.

Ojo, cuidado que no vale ninguna. Como buena tradición se ha de usar producto local, alimento murciano, de la huerta de España. Ya que esas vienen calibradas para ello. es un deporte tan popular que hasta los políticos lo han practicado. El que fuese diputado del Congreso de los Diputados por parte del PP, Teodoro García Egea, fue campeón del mundo de lanzamiento de hueso. Registró la impresionante marca de 16.84 metros y le podemos asegurar, querido lector, que no es fácil (sí, lo hemos intentado en la oficina).

¿Cómo surgió todo esto?

Pues seguramente como una broma entre amigos. A diferencia de las cuatro anteriores, donde la tradición o la necesidad se unieron de la mano con el deporte, el lanzamiento de oliva surgió tras unas tapas y una ronda de vinos. Alguien pensaría que dejar el hueso en el plato estaba muy visto y tragárselo pues no es plato de buen gusto. Otro lo imitó... y así llegamos hasta hoy.

Así las cosas, ya sabe todo lo necesario para poder participar en uno de estos deportes.