El boom de las segundas residencias en Europa: de sueño vacacional a crisis de vivienda

Muchas personas sueñan con ser propietarias de su vivienda y, para muchos europeos, este sueño se ha hecho realidad, ya que el 69% de ellos son propietarios. Una cuarta parte de este grupo posee incluso una residencia secundaria, según el último Informe sobre Tendencias de la Vivienda en Europa publicado por la empresa inmobiliaria internacional Re/Max.
Bulgaria es el país europeo con mayor proporción de propietarios que tienen una segunda vivienda. Aquí, casi la mitad (46%) de los encuestados posee una segunda residencia, cifra significativamente superior a la media europea del 25%.
En términos más generales, el índice de propietarios de viviendas es muy elevado en Bulgaria, con un 80% de los encuestados que poseen al menos una propiedad, frente a la media europea del 63%.
"El 82% de los búlgaros se declaran satisfechos con sus condiciones de vivienda actuales", dice el informe. En toda Europa, esta cifra es del 76%. El segundo país con mayor porcentaje de propietarios de una segunda vivienda es Grecia (39%), seguida de Croacia (37%).
Precios prohibitivos en Países Bajos e Irlanda
En el extremo opuesto se encuentran los Países Bajos, donde menos de uno de cada diez propietarios (8%) tiene una segunda vivienda, a pesar de que el porcentaje de encuestados que consideran que las viviendas son demasiado caras es del 57%, una de las cifras más bajas de Europa.
"Los neerlandeses muestran una mayor disposición a trasladarse al extranjero, con un 29% que expresa su deseo de mudarse al extranjero para llevar una vida más asequible, frente al 24% de media europea", señala el estudio. En Irlanda, sólo el 11% posee una segunda vivienda. El informe señala que esto se debe a las limitaciones financieras. Aquí, el 71% cree que las propiedades son demasiado caras.
"En Irlanda, la situación general de la vivienda parece difícil: el 18% de los encuestados está insatisfecho con sus condiciones de vida actuales, el porcentaje más alto entre los países europeos", señala el informe. "El principal motivo de esta insatisfacción es la asequibilidad, ya que casi la mitad (48%) de los encuestados insatisfechos la citan como su principal preocupación", añade el informe.
Para las vacaciones y la jubilación
Para muchos, el atractivo de poseer una segunda vivienda tiende más al ocio que a la inversión. Casi la mitad de los encuestados con una residencia secundaria la utilizan como lugar de vacaciones (44%), mientras que una cuarta parte de las personas (23%) se mudará allí cuando se jubile.
La segunda residencia también tiene fines prácticos. Por ejemplo, alquilarla mediante un contrato anual (16%) o a través de plataformas de alojamiento a corto plazo como Airbnb (16%). Otros la incluyen en su cartera de inversiones (14%) o la utilizan para vivir entre dos ciudades (10%).
En el 39% de los casos en toda Europa, las personas tienen una segunda residencia en su país de residencia principal. Los que viven en climas más fríos, como Irlanda (25%), son más propensos a tener una residencia secundaria en el extranjero. Más de una décima parte (13%) de los propietarios de viviendas que actualmente no tienen una segunda residencia afirman que es probable que la tengan en el futuro.
"El atractivo de las residencias secundarias representa una inversión en estilo de vida, comodidad financiera y ocio", se lee en el informe. "Y, a pesar de un clima económico más desafiante, la ambición de asegurar este sueño sigue siendo fuerte para muchos en el continente, lo que hará que las segundas residencias sigan desempeñando un papel importante en los mercados inmobiliarios de Europa".
Argumentos en contra de una segunda residencia
Aunque la propiedad de una segunda vivienda es tradicionalmente habitual en algunos países, sobre todo en la cuenca mediterránea, la creciente cohorte de inversores de alto poder adquisitivo está sesgando cada vez más el mercado.
Los años de la pandemia de la COVID-19 (2020-2022) incrementaron la propiedad de segundas viviendas, ya que la gente adoptó nuevos estilos de vida flexibles, y muchos intentaron dividir su tiempo entre las ciudades y el campo, por ejemplo. El aumento del trabajo a distancia reforzó aún más esta tendencia.
En toda Europa crece el descontento con la propiedad de una segunda vivienda, ya que se teme que fomente el aumento del precio de la vivienda, la existencia de ciudades fantasma y el turismo excesivo.
Consecuencias sociales perjudiciales
Los críticos afirman que en muchos países, cuando alguien con más renta disponible posee una propiedad en otros lugares, tiene consecuencias sociales perjudiciales para las comunidades locales. Argumentan que esto aumenta la demanda, empujando artificialmente las hipotecas y los precios de la vivienda a dispararse por encima de lo que un salario local puede permitirse.
Esta consecuencia se agrava cuando la segunda propiedad se alquila a través de plataformas de alojamiento a corto plazo. En muchos lugares, como Barcelona, la afluencia de turistas también ha motivado a los propietarios a trasladar sus unidades de los tradicionales arrendamientos anuales a plataformas de alquiler a corto plazo más lucrativas. El resultado es una menor oferta de viviendas de alquiler y precios más altos.
"Cuando las segundas residencias están vacías o sólo ocupadas temporalmente en zonas de gran demanda, la tensión surge de forma natural si hay escasez de opciones asequibles para los hogares para los que la vivienda cumpliría su función principal", explica a 'Euronews', Alexandra Latham, directora de comunicación de Housing Europe.
Endurecimiento de la normativa sobre alquileres
Estos fenómenos han impulsado el endurecimiento de la normativa sobre alquileres vacacionales de corta duración y el aumento de los impuestos sobre segundas residencias.
Algunas ciudades, por ejemplo, están imponiendo restricciones más estrictas a los alquileres de corta duración. Barcelona ha dado un paso más y ha prohibido los alquileres de corta duración a partir de abril de 2025. En 2028, las licencias existentes no se renovarán.
Mientras tanto, Francia, por ejemplo, ha introducido una serie de medidas en determinadas regiones para controlar el número de segundas residencias con el fin de luchar contra las plataformas de alquiler, pero también contra la escasez de viviendas y la dificultad de compra para una primera adquisición.
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