La líder opositora bielorrusa celebra que Lituania pida a la CPI que investigue a Lukashenko
La exiliada líder de la oposición bielorrusa Svetlana Tijanóvskaya elogió este martes la decisión de Lituania de pedir que se procese al presidente autoritario de su país y a otros altos cargos ante la Corte Penal Internacional (CPI), y añadió que la solicitud aporta esperanzas.
"Para mí, personalmente, este paso significa que ahora puedo explicar a los bielorrusos que el sistema de justicia internacional funciona, que hay países que realmente quieren ayudarnos", dijo Svetlana Tijanóvskaya en declaraciones a la agencia AP.
"Para el pueblo bielorruso, es importante probar que no estamos abandonados, no estamos olvidados", agregó en un evento en La Haya un día después de que Lituania acusara formalmente al presidente Alexander Lukashenko y a otros de crímenes contra la humanidad al obligar a los bielorrusos a huir del país.
El fiscal de la CPI dijo que abriría una investigación sobre las acusaciones. Bielorrusia no es un Estado miembro de la corte, pero Lituania argumenta que el tribunal tiene jurisdicción, citando un caso presentado por Bangladesh contra Birmania por la persecución del pueblo rohingya.
En su petición a la CPI, Lituania dijo que hay "motivos razonables" para creer que el Gobierno, la Policía y las fuerzas armadas de Lukashenko han estado involucrados en "deportaciones, persecuciones y otros actos inhumanos" contra civiles bielorrusos durante más de cuatro años.
Cientos de miles de bielorrusos, incluida Tijanóvskaya, han huido del país a raíz de la intensa represión contra la oposición tras las enormes protestas que estallaron contra las elecciones presidenciales de 2020, cuyos controvertidos resultados dieron a Lukashenko un sexto mandato. Una gran parte de ellos se fue a Lituania.
La represión bielorrusa deja más de 65.000 detenidos en los últimos cuatro años
Tijanóvskaya fue la principal oponente de Lukashenko en 2020, y se presentó a las elecciones después de que su marido, Siarhei Tsikhanouski, fuera detenido tras anunciar sus planes de presentarse como candidato. Las autoridades le dijeron al día siguiente de las elecciones que abandonara el país o se enfrentaría a una pena de prisión.
Más de 65.000 personas han sido detenidas en los últimos cuatro años en Bielorrusia en relación con las protestas y la actividad de la oposición, y muchas de ellas han sido brutalmente golpeadas, según el grupo bielorruso de derechos humanos Viasna.
Mientras Lukashenko busca su séptimo mandato el año que viene para ampliar una estancia en el poder que ya se prolonga por tres décadas, los líderes de la oposición en el exilio dicen que está aumentando la presión sobre los bielorrusos que se han trasladado al extranjero. El objetivo, dicen, es acabar con cualquier apoyo de la oposición desde el extranjero.
El año pasado, la CPI, con sede en La Haya, emitió una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin, aliado y partidario de Lukashenko desde hace mucho tiempo, alegando su participación personal en secuestros de niños de Ucrania. Putin desestimó la orden y el mes pasado visitó Mongolia, un Estado miembro de la CPI que se negó a arrestarlo y entregarlo a la corte.
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