Los consumidores europeos, desconcertados por el etiquetado de los espaguetis
Los retrasos en la actualización del marco de etiquetado de alimentos de la UE han contribuido a la proliferación de regímenes voluntarios y alegaciones que confunden más que informan a los consumidores, según concluye el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) en un informe publicado el lunes.
Aunque el etiquetado de los alimentos más comunes como la pasta de mayor consumo, espaguetis o macarrones, puede ayudar a los consumidores a tomar decisiones más sanas e informadas, el informe del TCE señala "lagunas notables" en el actual marco regulador.
Más y más etiquetas alimentarias
Para colmar estas lagunas han surgido diversas iniciativas voluntarias como Nutri-Score, la batería NutrInform y Keyhole. Sin embargo, en lugar de ayudar a los consumidores, estos sistemas competidores han agravado el caos de las etiquetas alimentarias.
"Los consumidores están perdidos", afirma Keit Pentus-Rosimannus, miembro de la ECA. Señaló que la coexistencia de múltiples sistemas de etiquetado -cada uno con significados y propósitos distintos- socava su función prevista de orientar la elección.
La falta de claridad va más allá de las etiquetas nutricionales e incluye alegaciones medioambientales, eslóganes y términos indefinidos como "fresco", "natural" y "sin antibióticos", muchos de los cuales pueden inducir a error a los consumidores.
"Las normas de la UE están llenas de agujeros que dejan a los consumidores vulnerables, y las empresas alimentarias pueden y, por supuesto, están encantadas de aprovechar este vacío legal", advirtió Pentus-Rosimannus, quien añadió que las empresas alimentarias presentan los productos como más sanos o ecológicos de lo que realmente son.
Estancamiento de las normas y fracaso en acuerdos
Aunque se han introducido algunas actualizaciones a través de otras normativas -como la Ley General de Alimentos y el Reglamento sobre Alegaciones-, aspectos clave como el etiquetado nutricional, las alegaciones ecológicas, las normas de bienestar animal y el etiquetado de origen siguen fragmentados y a menudo se gestionan a nivel nacional.
El principal marco de etiquetado de alimentos de la UE, el reglamento sobre información alimentaria facilitada al consumidor, no se ha actualizado desde su introducción en 2011. A pesar de los debates celebrados durante el anterior mandato legislativo, los esfuerzos por modernizar estas normas se estancaron, en parte debido a las sensibilidades políticas y a la oposición de algunos Estados miembros a Nutri-score, el principal etiquetado nutricional que aspiraba a obtener el visto bueno de la UE.
A la espera de una etiqueta nutricional unificada
Pentus-Rosimannus, miembro del TCE, reconoció la complejidad de lograr un consenso en toda la UE, dadas las diversas tradiciones y perspectivas nacionales. "Pero esto no puede ser una excusa para permitir que el 'statu quo' continúe indefinidamente", asegura.
Los grupos de defensa de los consumidores, como la OCU, BEUC, también instan a actuar con rapidez para subsanar estas deficiencias, y su responsable de políticas, Emma Calvert, señala la urgente necesidad de una etiqueta nutricional unificada en la parte frontal del envase.
"La falta de la prometida etiqueta nutricional de la UE en la parte frontal del envase priva a los consumidores de una herramienta esencial para tomar decisiones más saludables en un momento en que las tasas de obesidad y sobrepeso son alarmantemente altas", dijo.
El nuevo comisario habla de un "ejercicio de racionalización"
La Comisión Europea respondió al informe del TCE reconociendo la necesidad de normas más estrictas para proteger a los consumidores de alegaciones engañosas. Sin embargo, el Ejecutivo comunitario no especificó sus planes para actualizar el reglamento sobre la información alimentaria facilitada al consumidor -que sigue siendo un tema delicado-, sino que se refirió a las próximas normas sobre alegaciones medioambientales.
En su exitosa comparecencia como Comisario de Agricultura y Alimentación de la UE, Christophe Hansen admitió la necesidad de una mayor coherencia en el etiquetado. "Tenemos tantas etiquetas voluntarias que no están armonizadas", dijo, y pidió un "ejercicio de racionalización" para mejorar tanto la confianza del consumidor como el funcionamiento del mercado interior. El pulso se planteará cuando a la racionalización se opongan los grandes intereses industriales.