El petróleo barato cimenta la resistencia de las Bolsas frente a los temores inflacionistas
La inteligencia artificial es la protagonista indudable del imparable ascenso de Wall Street y la clave de la remontada del 34% del S&P desde los mínimos de abril. Es el epicentro del optimismo actual del mercado bursátil y, mientras llega o no la temida corrección (la semana pasada estuvo marcada por los nervios en el mercado), mantiene el título de motor indiscutible para la Bolsa, con los inversores deslumbrados por su potencial futuro y su presente de cifras mareantes. La renta variable avanza sin miedo a las alturas y pese a enormes incertidumbres como el elevado volumen de deuda soberana o el riesgo geopolítico. Pero en el subsuelo del parqué pervive un elemento más que, de forma discreta, sostiene la euforia: un precio del petróleo contenido, a la baja y con perspectivas de seguir barato, que aleja tensiones inflacionistas y que no estropea la foto de tipos bajos y sólidos resultados empresariales.