¿Qué consecuencias tendría para la UE la destitución de François Bayrou en Francia?

Los economistas siguen de cerca la situación política francesa a medida que se acerca el 8 de septiembre, fecha clave en la que se celebra el voto de confianza que podría llevar a la dimisión del Gobierno vigente. El primer ministro, François Bayrou, tratará de conseguir el apoyo de los diputados tras su criticado plan presupuestario para 2026.
Esta inestabilidad no complace a los mercados. "Claramente, los inversores están observando la situación y considerando sus posibles consecuencias. Y, por supuesto, si la agitación política se intensificara, esto podría afectar negativamente a la rentabilidad de los bonos franceses. Eso es negativo para la economía, ya que el aumento de los tipos de interés implica que la inversión se encarecerá", declara Guntram Wolff, economista de Bruegel para 'Euronews'.
"La inestabilidad política generalmente conlleva una cierta pérdida de confianza de los inversores, tanto a nivel nacional como para los inversores extranjeros que consideran a Francia como un destino de inversión", añade Wolff.
La deuda francesa sigue creciendo. Por ello, François Bayrou pretende ahorrar 44.000 millones de euros en 2026 para situar el déficit público por debajo del 3% en 2029. Propone, entre otras cosas, reducir el gasto público, combatir el fraude fiscal y eliminar dos días festivos. Las formaciones de Agrupación Nacional, Francia Insumisa, el Partido Comunista y Los Verdes, a izquierda y derecha del arco parlamentario, ya han anunciado que votarán para hacer caer al Gobierno actual.
Las posibles consecuencias para la Unión Europea
La UE espera que Francia sanee sus finanzas, de acuerdo con sus compromisos europeos, pero esta tarea será aún más difícil si cae el Gobierno. "Francia se ha comprometido a reducir su déficit en un plan plurianual acordado con la Unión Europea. Obviamente, la situación en Francia y la posible ausencia de gobierno y presupuesto para el próximo año podrían poner en tela de juicio este plan de reducción del déficit", recuerda Éric Maurice, analista político del European Policy Center (EPC).
La inestabilidad política podría debilitar a Francia en el escenario europeo. "Dado el peso de Francia en la eurozona y la Unión Europea, esto también podría tener consecuencias para toda la eurozona, para las relaciones económicas entre los distintos socios europeos y, en consecuencia, para el peso político de Francia en las decisiones que se toman sobre temas importantes, en particular el comercio, la política industrial y la competitividad, la transición tecnológica y el cambio climático", afirma Maurice.
En una entrevista en junio, la ministra de Hacienda, Amélie de Montchalin, planteó la posibilidad de que las finanzas francesas se sometieran a la supervisión de instituciones internacionales y europeas, una posibilidad recientemente descartada por la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.
"En unos días, las agencias de calificación publicarán sus calificaciones. Veremos entonces si esto dificulta un poco la capacidad de financiación de Francia. Pero, por ahora, estamos muy lejos de una intervención del Fondo Monetario Internacional o del Banco Central Europeo, o de compras de deuda como se ha hecho anteriormente en la Unión Europea", añade Éric Maurice.
Este economista también cree que la deuda francesa no supone actualmente ningún riesgo para la eurozona. "En la década de 2010, vimos que una situación incierta o inestable en un país, en particular en Italia en un momento dado, podía tener consecuencias directas para toda la eurozona. Desde entonces, se ha trabajado mucho para fortalecer la situación bancaria y del mercado, aumentando la resiliencia de la eurozona ante la amenaza de crisis", explica el analista político.
La situación económica vigente en Francia
El producto interior bruto (PIB) francés, que representa la producción total de bienes y servicios, aumentó moderadamente un 0,3% intertrimestral en el segundo trimestre de 2025, hasta alcanzar los 657.600 millones de euros, según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (INSEE).
Aunque débil, el crecimiento económico de Francia superó las expectativas. Para el año 2024, el PIB francés fue de 2.920 millones de euros, lo que la convierte en la segunda economía más grande de la Unión Europea después de Alemania.
La deuda pública francesa, que continúa su aumento, se situó en 3.345 millones de euros al final del primer trimestre de 2025, lo que representa el 113,9% de su PIB, según el INSEE. El déficit público se situó en 169.700 millones de euros o el 5,8% del PIB, en 2024.
Estos indicadores están muy por encima de los criterios de Maastricht establecidos en 1992, que estipulan que la deuda pública de un país de la eurozona no debe superar el 60% del PIB y el déficit de las administraciones públicas no debe superar el 3% del PIB.
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