Japón aprueba en Kioto el impuesto hotelero más alto de su historia: esto es lo que tendrá que pagar

Japón ha aprobado el impuesto hotelero más alto de su historia para ayudar a "mejorar" su atractivo y promover el turismo sostenible, tras meses de retraso. La semana pasada (3 de octubre), el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones confirmó que el impuesto, que se propuso por primera vez en marzo, entrará en vigor el próximo año en la ciudad de Kioto.
Se trata del primer aumento desde que se introdujo el impuesto en octubre de 2018, y está previsto que aumente los ingresos de la ciudad procedentes del impuesto de alojamiento de 5.200 millones de yenes (31,8 millones de euros) a 12.600 millones de yenes (71,5 millones de euros). En la actualidad, el impuesto de alojamiento de Kioto está limitado a 1.000 yenes por noche (unos 5,68 euros).
Impuesto hotelero de Kioto: ¿Cuánto tendrán que pagar los visitantes?
La subida de impuestos aprobada se basa en el precio del alojamiento, lo que significa que no todo el mundo pagará lo mismo. Quienes se alojen en los hoteles de lujo serán los más afectados, ya que tendrán que desembolsar 10.000 yenes por noche, lo que equivale a unos 56,84 euros.
Se aplicará un impuesto de 4.000 yenes (22,73 euros) por noche a las habitaciones que cuesten entre 50.000 y 99.999 yenes (284,10 y 568,19 euros), y de 1.000 yenes (5,68 euros) a las que cuesten entre 20.000 y 49.999 yenes (113,64 y 284,09 euros).
Para los tipos de alojamiento más económicos, que cuestan entre 6.000 y 19.999 yenes (34,09 y 113,61 euros), el impuesto será sólo de 400 yenes (2,27 euros) por noche. El impuesto más bajo, de 200 yenes (1,14 euros), se aplicará a cualquier alojamiento cuyo precio sea inferior a 6.000 yenes (menos de 34,09 euros).
Exceso de turismo en Japón
El impuesto sobre el alojamiento, el más alto de la historia de Kioto, es consecuencia del aumento vertiginoso de la popularidad del país, que ha despertado la preocupación de los lugareños.
El año pasado, la cifra récord de visitantes internacionales fue de 36,9 millones, un 15,6% más que en 2019. Aunque la afluencia podría ser buena para la economía del país, ya está generando problemas.
En el monte Fuji crece la preocupación por la contaminación y la seguridad, ya que los atascos de tráfico humano obstruyen las laderas. Las autoridades locales ya han esbozado planes para reforzar las infraestructuras y ampliar las flotas de autobuses para hacer frente a la enorme demanda.
Poco impacto negativo
Sin embargo, el impuesto sobre el alojamiento de Kioto no está pensado para disuadir a los turistas de visitar la ciudad, sino que se ha implantado para garantizar que los turistas "asuman el coste de las contramedidas contra el turismo excesivo".
"Tras años de demanda récord, muchos destinos intentan reducir la presión sobre las infraestructuras y las comunidades locales, garantizando al mismo tiempo que los beneficios económicos del turismo se distribuyan de forma más justa", explica a 'Euronews Travel' Nicholas Smith, director digital de vacaciones de la agencia de viajes online Thomas Cook.
"En la práctica, estos impuestos rara vez pretenden desalentar los viajes, sino que están diseñados para reinvertir en las mismas cosas que hacen que las ciudades sean atractivas: preservación cultural, transporte público, limpieza y una mejor gestión de los visitantes."
Debido al sistema impositivo escalonado de Kioto, Smith sostiene que el impuesto sobre el alojamiento tendrá en realidad "escasas repercusiones negativas si van de la mano de la creación de valor".
Y añade: "Los viajeros que eligen alojamientos de primera calidad están motivados por la calidad y la autenticidad; cuando ven que su contribución apoya la sostenibilidad local y mejora el destino, aumenta en lugar de disminuir su experiencia".
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