Marea optimista en los mercados

Los axiomas financieros se suelen cumplir, con algún asterisco que otro. La Bolsa gana a largo plazo, aunque a veces no. Agosto es mes de turbulencias, aunque no siempre. Un verano que se preveía volcánico en los mercados está, por el contrario, mostrando unos parqués donde manda la complacencia, a pesar de un entorno económico con un grado de incertidumbre desconocido. Tienen los inversores motivos para confiar en el mercado, empezando por el mejor ingrediente de cualquier cartera bursátil: perspectivas de próximos recortes de tipos en Estados Unidos. Pero la línea entre la confianza y el exceso de complacencia es fina. Particularmente en el mundo de Trump 2.0, donde lo que es hoy blanco mañana es negro. La comodidad que muestran los inversores respecto a los vaivenes comerciales de la Casa Blanca es, en sí misma, arriesgada, pues invita a la adopción de medidas aún más disruptivas.
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