Correr ya no es de cobardes: así es la millonaria industria del ‘running’
El acto de correr, tan simple y austero como las zancadas descalzas sobre la arena de la playa en Carros de Fuego, tan individual e introspectivo, la vía de escape perfecta para un joven atrapado en un reformatorio en La soledad del corredor de fondo, se ha transformado con los años en un complejo negocio que cada día crea nuevas necesidades. Acudir a los maratones más célebres (con Londres y Nueva York a la cabeza), equiparse con avanzados relojes GPS, auriculares inalámbricos y zapatillas de última generación, o pasar a menudo por las manos de un fisioterapeuta para descargar unos músculos al límite, se ha vuelto algo normal para millones de corredores, empujando a las marcas y empresas que habitan este universo a tirar de imaginación para sacar el máximo partido a esa gallina de los huevos de oro, y animando a otras firmas, hasta ahora ajenas al mundillo, a buscar su parte del pastel.
El exclusivo placer de cruzar la meta en Nueva York
714 españoles corrieron el maratón de Nueva York en 2024. Y alrededor de 20.000 lo han hecho en alguna de sus ediciones. Viajar para correr se ha convertido en uno de los retos preferidos de los atletas populares, que combinan así su afición con el descubrimiento de una nueva ciudad. La agencia de viajes española Marathinez vio un nicho en ello, y prepara paquetes para los grandes maratones que oscilan entre los 800 euros de Berlín y los 6.500 de diez días en Tokio para correr su maratón. Entre otras cosas incluyen dorsal garantizado, vuelos, alojamiento, seguros y traslados a la línea de salida. Todo con el objetivo de crear una experiencia en la que el corredor se despreocupe porque todo está ya organizado. "La demanda varía en función del maratón. Hay algunos como Boston, donde el acceso cada año es más complejo, que hace que la demanda se dispare, y hay maratones como Nueva York, Berlín o Chicago donde la demanda se mantiene cada año, porque el número de participantes permitidos es mayor, y las opciones de inscripción son más variadas", explica Lidia Hita, su general manager. Cuando empezaron, hace más de 20 años, todo era muy distinto. "Solo existíamos dos tour operadores especializados en nuestro país, el número de gente interesada en el running era muy reducido, no existía el reto de los World Marathon Majors, y pruebas como Nueva York o Londres, con más de 50.000 participantes actualmente, buscaban aumentar la participación de corredores internacionales", recuerda. Hoy día, estos maratones se han vuelto gigantes que ya no necesitan promoción alguna para recibir participantes de todos los rincones del planeta. Son la opción evidente, pero hay quien prefiere salir de la masificación y de los altos precios (un dorsal para Nueva York ronda los 300 euros) para enrolarse en carreras más exóticas y económicas, siempre y cuando la situación lo permita. "A la hora de viajar, se está notando la inestabilidad mundial y todos los conflictos geopolíticos, pero siempre se pueden encontrar opciones, porque el running está tan extendido que prácticamente puedes encontrar una prueba de maratón, medio maratón o ultras, en cualquier parte del mundo", afirman desde Marathinez. Firmas como Home of Champions, una iniciativa en la que participa el español Marc Roig, ofrecen estancias para entrenar en Kenia 12 días por 725 euros, con descuentos para grupos.
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