Los exportadores tragan con el coste de los aranceles de Trump


Las ventas españolas a Estados Unidos suman más de 18.000 millones de euros anuales, lo que sitúa al país como el segundo destino en importancia fuera de la Unión Europea –tras Reino Unido– y el sexto a nivel mundial. Detrás de esta cifra se encuentran alrededor de 30.000 empresas. Sin embargo, menos de una cuarta parte –unas 6.000– factura allí más de 50.000 euros cada año, concentrando casi la totalidad de la mencionada cuantía.



Prioridades
Para Pablo López, director general del Foro de Marcas Renombradas Españolas, la respuesta de las empresas al aumento de precios que acarrean los aranceles no debe pasar solo por recortar costes. Su primera recomendación consiste en “establecer colaboraciones y alianzas”, buscando socios que compensen la limitación de tamaño y faciliten el acceso a los canales internacionales.
La segunda actuación debe centrarse en buscar una diferenciación no basada en el precio, “invirtiendo en la marca, el diseño y la innovación”, con el objetivo de generar ventajas sostenibles que permitan repercutir incrementos razonables de precio o sacrificar margen sin perder clientela. Como tercer aspecto, López destaca la importancia de la inteligencia económica, esto es, “apoyarse en la experiencia de otras empresas y en la Administración pública”; una medida que reduce errores en la internacionalización.
En este sentido, las asociaciones empresariales y ciertos organismos desempeñan un importante papel de acompañamiento, “aportando información, oportunidades de cooperación y programas no solo financieros que resultan claves para que una pyme convierta la adversidad en oportunidad”.
Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores, aporta una hoja de ruta práctica: en la operativa diaria la financiación y la exportación suelen ir por separado, por lo que lo aconsejable para la mayoría de pymes son soluciones de corto plazo. “Esto incluye líneas de crédito comerciales, confirming o factoring bancario que cubren el circulante y se adaptan a plazos habituales de 30, 60 o 90 días”, explica. Asimismo, destaca que la banca española dispone de productos específicos para exportadores, así como el papel de los seguros de crédito comercial, que permiten mitigar el riesgo.
En el plano estratégico, Bonet considera que “las pymes pueden y deben valorar la diversificación de mercados como una estrategia fundamental”. No obstante, añade que identificar y acceder a los mismos no es una tarea inmediata, sino que se trata de un proceso que abarca “desde la prospección del país hasta la adaptación del producto, pasando por el estudio de la demanda y la búsqueda de canales de distribución”, concluye.
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