Hablemos de la muerte, el gran tabú
La muerte no nos suele pillar preparados, ni la propia ni la ajena. Probablemente por desconocimiento de lo que viene después o por estar excesivamente acostumbrados a historias de muerte revestidas de ficción que vemos, leemos, oímos y, en general, consumimos tratando de dejar a un lado que algún día nosotros mismos seremos los protagonistas. Estos relatos no suelen tener demasiado que ver con la sencilla complejidad de, simplemente, dejar de vivir. La realidad indiscutible es que la muerte es parte de la vida. La última, sí, pero parte al fin y al cabo. Y que hablar de ella no debería ser un tabú. “Solo hay dos días con menos de 24 horas en nuestra vida, que esperan como dos paréntesis abiertos que cierran nuestra existencia: uno de ellos lo celebramos cada año, aunque es el otro el que hace que atesoremos la vida”, escribe la doctora estadounidense especialista en cuidados paliativos Kathryn Mannix en su libro Cuando el final se acerca (Siruela, 2020).
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