Las claves: el dividendo incrementa el efectivo de los inversores en tiempos de recalentamiento
En el manual de inversión de Warren Buffett está invertir preferiblemente en compañías que usan su caja para comprar otras empresas o para recomprar acciones, más que en pagar dividendos, siempre y cuando, claro, sea para obtener mayor rendimiento que el que podrían conseguir sus accionistas por sí mismos. En el fondo subyace la sospecha de que el dividendo sea una forma fácil de atraer a los inversores, sin complicarse la vida buscando otras opciones. Pero en un mercado tan recalentado como el actual, en el que el propio Buffett está apostando por mantener grandes cantidades de efectivo, pagar dividendos parece una forma más que razonable de aligerar las cuentas de las compañías, retribuyendo así a un accionista que, con la paciencia adecuada, puede encontrar en un futuro más o menos próximo un destino interesante para ese capital. Los fondos de dividendos, que han logrado rentabilidades cercanas al 10% anual en la última década invirtiendo en las empresas que usan ese sistema, son una manera de aprovecharlo sin tener que analizar los valores uno por uno.
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