El primer ministro japonés Ishiba expresa su remordimiento en el aniversario de la rendición de la II Guerra Mundial

"Nunca repetiremos la tragedia de la guerra. Nunca nos equivocaremos de camino", dijo Ishiba. "Una vez más, debemos guardar profundamente en nuestros corazones el remordimiento y la lección de aquella guerra".
Ishiba, señalando que la mayoría de la población japonesa nacida en la posguerra "no conoce la guerra", se comprometió a transmitir "el recuerdo de la tragedia de la guerra y la determinación de no hacerla a través de las generaciones y a ceñirse a las acciones encaminadas a lograr una paz duradera".
Alrededor de 4.500 funcionarios y familiares guardaron un minuto de silencio a mediodía en la sala Budokan de Tokio, mientras el país rendía homenaje a los más de tres millones de muertos en la guerra, en medio de una creciente preocupación por el desvanecimiento de los recuerdos de la guerra.
Mientras tanto, docenas de políticos de derechas japoneses y sus partidarios acudieron a rezar al cercano santuario de Yasukuni, entre ellos Shinjiro Koizumi, ministro de Agricultura, considerado uno de los principales candidatos para sustituir al asediado primer ministro.
Koizumi, hijo del popular ex primer ministro Junichiro Koizumi, cuya visita a Yasukuni como líder en activo en 2001 indignó a China, es un habitual del santuario. El santuario ha sido criticado en el pasado por los vecinos de Japón por honrar a criminales de guerra condenados. Los países que fueron blanco de la guerra de agresión japonesa, especialmente China y Corea del Sur, ven en las visitas al santuario una falta de remordimiento por el pasado bélico de Japón.
Desde 2013, los primeros ministros japoneses han dejado de pedir perdón a las víctimas de sus fuerzas en la Segunda Guerra Mundial, bajo el precedente sentado por Shinzo Abe.
La negación por parte de algunos legisladores del papel militar de Japón en la muerte masiva de civiles en Okinawa o en la masacre de Nankín también ha suscitado polémica en el pasado.
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