Las cerveceras alemanas están a punto de cerrar: la generación Z casi no consume alcohol

La planta, que estaba a menos de media hora de las antiguas fronteras de Alemania Oriental, se ha enfrentado a graves presiones de costes en los últimos años. Los propietarios decidieron el verano pasado dejar de operar debido a la necesidad de 12 millones de euros para renovar los equipos.
"Las cerveceras tienen la capacidad de soportar muchas dificultades, pero cuando las ventas bajan y los costes siguen aumentando, ya no queda margen para planificar a largo plazo", afirma Richard Hope, director de la empresa familiar que ahora supervisa el proceso de cierre.
La presión económica y los gustos cambiantes de las generaciones más jóvenes
Lang-Bräu es solo un ejemplo de los cientos de cerveceros alemanes que se enfrentan a presiones financieras. La inflación, el aumento de los precios de la energía y la caída del consumo han hecho que la industria cervecera se enfrente a una grave crisis.
Además de estos factores, la transformación cultural también ha alimentado las preocupaciones: la generación Z en Alemania y en muchos países occidentales está menos inclinada a beber alcohol. Para muchos jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, beber cerveza ya no es un hábito diario, sino que se ha convertido en una experiencia ocasional, incluso de lujo. Cuando esta generación bebe cerveza, es más probable que opte por versiones sin alcohol.
En Alemania se producen más de 800 tipos de cerveza sin alcohol, pero esta diversidad no ha logrado detener la disminución general del consumo. Las estadísticas muestran que el consumo de cerveza per cápita en Alemania ha pasado de 126 litros en 2000 a 88 litros al año. La producción de cerveza cayó a su nivel más bajo en la primera mitad de 2025, con un descenso del 6,3%, según informó la oficina de estadísticas alemana.
Holger Eichle, presidente de la Asociación Alemana de Cerveceros, dijo: "Si quiero ser honesto, hay que aceptar que se trata de una situación preocupante. Las condiciones no son buenas en absoluto. Es posible que incluso aquellos cuyos negocios tienen varios siglos de antigüedad tengan que abandonarlos", dijo.
Tendencias mundiales y cambios culturales
La abstinencia del alcohol entre los jóvenes no se limita a Alemania. La misma tendencia se puede observar en Europa y EE.UU. Se citan diversas razones para este cambio: la reducción del poder adquisitivo de los jóvenes, la prevalencia de estilos de vida saludables y una mayor conciencia de los peligros del consumo de alcohol.
"Nuestra generación tiene claro que el alcohol es perjudicial para el cuerpo", afirma la estudiante alemana Carla Schäubler.
Además, el alto contenido calórico de la cerveza no concuerda con las preocupaciones de salud de la nueva generación. Muchos entrenadores y personas influyentes del deporte advierten en las redes sociales sobre los efectos negativos del alcohol en la quema de grasa y el crecimiento muscular.
Cierres de plantas y reorientación de la producción
Según las estadísticas, unas 52 fábricas de cerveza cerraron en Alemania entre 2023 y 2024, lo que representa el mayor descenso en tres décadas. Las fábricas que han permanecido activas están cambiando su rumbo hacia la producción de compuestos más ligeros, como cervezas mezcladas con bebidas gaseosas (Radler) y bebidas gaseosas de frutas.
En los anuncios de las estaciones de tren y en los anuncios de televisión, ahora se promueve el consumo de cerveza sin alcohol, algo que antes era impensable en un país con la famosa celebración del Oktoberfest y una ley de pureza de la cerveza de 500 años de antigüedad.
El rápido crecimiento de las cervezas sin alcohol
Aunque el 90% de las cervezas que se venden en Alemania siguen siendo alcohólicas, la producción de cerveza sin alcohol casi se ha duplicado en la última década.
Peter Lem, portavoz de Krumbacher, una de las principales cerveceras de Alemania, dijo: "No creemos que nuestra cerveza principal, que es la alcohólica, vaya a crecer mucho en el futuro. La senda de crecimiento es, sin duda, la de las cervezas con bajo contenido de alcohol o sin alcohol", afirmó.
Desafíos de fabricación para las fábricas pequeñas
La producción de versiones sin alcohol no es demasiado difícil para las grandes fábricas, ya que pueden producir cerveza por completo y luego tomar el alcohol en una etapa separada. Sin embargo, este proceso es muy costoso y requiere un equipo industrial caro.
"El equipo necesario para ello costaría alrededor de un millón de euros, algo que se queda sin la energía de las pequeñas fábricas", afirma Thomas Becker, profesor de la universidad de Múnich. Debido a esto, muchos pequeños productores detienen el proceso de fermentación antes. El resultado suele ser una infusión más dulce que difiere del sabor original.
Además, el mercado de la cerveza sin alcohol está ahora muy saturado y las pequeñas cervecerías se enfrentan a muchas dificultades para competir con las grandes marcas que tienen una capacidad de producción rápida y un amplio registro comercial.
Para fábricas como pequeñas como Lang-Bräu, llevan años lidiando con la cáida de las ventas y esos reveses pueden ser fatales. La fábrica nunca intentó producir cerveza sin alcohol y Richard Hope cree que, aunque lo hubieran hecho, no habría supuesto ninguna diferencia.
Yesterday