La petrolera MOL negocia en secreto con las víctimas oficiales de la marea negra de Gárdony, mientras los agricultores se arruinan

A mediados de octubre del año pasado, los vecinos se dieron cuenta de que los animales ya no bebían el agua de los pozos y el aire olía a gasóleo. Entonces la petrolera húngara MOL intervino enérgicamente, excavó la zona y, tras comprobar que el oleoducto Budapest-Pécs estaba dañado, declaró la emergencia.
Posteriormente, se ha sabido que la petrolera húngara conocía la avería desde hacía 40 días, pero en un principio había subestimado el alcance del problema y no detuvo el oleoducto. El retraso provocó el vertido al medio ambiente de un total de 487 metros cúbicos de combustible, según nos explicó Tibor Horányi, presidente de la ONG Alba Natura, que trabaja para proteger el lago de Venecia.
La petrolera húngara se negó a llevar a cabo la costosa permuta de terrenos, alegando que en la zona sólo había parcelas privadas en las que apenas vivía nadie. En su lugar, vallaría la zona contaminada en un radio de 50 metros.
"El muro de aislamiento es esencialmente una barrera que impide que la contaminación se extienda más allá de los 50 metros. El primer plazo se cumplía a finales de mayo. Se suponía que para entonces debían haber terminado las obras, pero según los vecinos, la perforación lleva 3-4 semanas sin moverse", explica Horányi.
El nuevo plazo es a finales de agosto, pero es impensable terminar las obras en 10 días", sostuvo Horányi, quien también dijo que la agencia gubernamental no hace nada, a pesar de que la contaminación podría llegar al lago Venecia.
El muro sólo protege hasta 50 metros, mientras que Viktor Sárosdi y su granja familiar están a 54 metros. Por eso MOL no los considera víctimas y reciben poca ayuda.
Sin embargo, tienen que utilizar un carro con una carretilla para ir a buscar agua para sus animales, lo que resulta muy engorroso y caro. Y en invierno tampoco es una opción, porque los depósitos se congelan. El año pasado, tuvieron que utilizar un secador de pelo para descongelar el grifo y poder dar de beber a los animales.
Además, el ruido de las obras ha estresado a las aves de corral y a las vacas, haciendo que pongan menos huevos y leche, y muchas han muerto. La familia incluso ha vendido su coche para mantener la granja, pero ahora parece que ni siquiera esto es suficiente.
La familia Sárosdi habría huido, pero MOL se niega a comprar su parte, lo que no deja más que litigios y desesperanza.
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