El Gobierno de EE.UU. permanece cerrado por ahora y sin un posible acuerdo a la vista

La crisis de Gobierno en Estados Unidos continúa. El lunes por la noche, otra votación sobre los presupuestos en el Senado no consiguió el apoyo necesario de 60 votos, ya que los demócratas rechazaron la medida de financiación a corto plazo aprobada por la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
Dicha medida, apenas una solución a corto plazo, también llamada "resolución de continuidad", mantendría abiertas las agencias federales hasta el 21 de noviembre. Mientras el cierre entra en su segunda semana, los líderes demócratas y republicanos siguen enfrentados sobre el camino a seguir.
No está claro cuáles serán los próximos pasos. No han surgido señales tangibles de negociaciones entre los líderes del Congreso desde que el presidente Donald Trump se reunió con ellos la semana pasada.
El lunes, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que Trump había hablado con los líderes republicanos en el Congreso, pero no con los principales demócratas del Congreso. "Su posición es muy clara", dijo. "No hay nada que negociar".
Por su parte, el líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, criticó a Trump por no querer conversar con la oposición. En declaraciones a los periodistas en Washington, el congresista dijo que la Casa Blanca ha guardado "en silencio" desde su última reunión y no ha dicho una sola palabra ni a él ni al líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Trump amenaza con despidos masivos
Mientras tanto, la Casa Blanca amenazó con iniciar despidos masivos de funcionarios, tratando de maximizar la presión política sobre la oposición. El domingo, los periodistas preguntaron a Trump cuándo empezaría la Administración a despedir a trabajadores federales. Trump respondió, sin dar más detalles: "Se está llevando a cabo ahora mismo".
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) de la Casa Blanca no respondió inmediatamente a una petición de 'Euronews' para comentar si este proceso ya ha comenzado. Sería una notable escalada en un enfrentamiento que ambas partes confían públicamente en poder ganar.
En posesión de un poder casi absoluto en Washington, puesto que controlan la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes, además de una amplia mayoría conservadora en el Tribunal Supremo, los republicanos se niegan a ceder a las exigencias demócratas y les responsabilizan directamente del cierre de Gobierno.
Pero para los demócratas, la propuesta de financiación republicana es un proyecto de ley partidista, que no ha tenido en cuenta sus sugerencias: quieren una negociación a cambio de sus votos. "Deberíamos estar hablando de la verdadera cuestión aquí, que es que tenemos una crisis sanitaria en Estados Unidos causada por los republicanos", dijo el líder de la minoría en el Senado, Schumer, en declaraciones a la 'CBS'.
Los demócratas exigen concesiones en sanidad
El principal punto de fricción es la exigencia demócrata de prorrogar las desgravaciones fiscales que han hecho más asequible el seguro médico para millones de personas desde la pandemia de COVID-19. Estos subsidios, que se conceden a las personas de ingresos bajos y medios que contratan un seguro médico a través de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, más conocida como Obamacare, expirarán en diciembre.
Esto provocaría un aumento masivo de las primas de los seguros médicos para las personas acogidas al programa, a menos que el Congreso prorrogue los subsidios. Los republicanos no se comprometen a prorrogarlos, pero dicen que están dispuestos a discutirlo, pero sólo si los demócratas ceden y reabren el Gobierno. Así las cosas, nadie parece dispuesto a ceder.
Para los demócratas, la resistencia al proyecto de ley de financiación republicano es la única baza que les queda, y una forma de plantar cara a Trump. Ya en marzo, el Senado votó a favor de un parche de financiación similar con el mínimo apoyo demócrata necesario, los votantes liberales de todo el país estaban furiosos. El senador Schumer fue duramente criticado y su liderazgo abiertamente cuestionado.
Esta vez, a Schumer casi no le queda más remedio que luchar, una situación explotada por los republicanos, que creen contar con el apoyo de la opinión pública. Pero la dirección demócrata se siente envalentonada por varias encuestas (Marist, CBS News-YouGov, Washington Post, NYT/Siena College) que sugieren que más estadounidenses culpan al presidente y a los republicanos del cierre que a los demócratas.
Nadie sabe por cuánto tiempo se mantendrá esta ventaja en las encuestas. Por ahora, al menos, está dando a los demócratas algo de confianza en un panorama político, por lo demás sombrío para ellos.
El Tribunal Supremo acaba de dificultar una posible solución
La razón del pesimismo es la última decisión del Tribunal Supremo, que podría hacer imposible poner fin al cierre en los términos que buscan los demócratas. Hace unos días, los magistrados dictaron una orden "que podría trastocar por completo el equilibrio de poder entre el Congreso y el presidente Donald Trump", según Ian Millhiser, periodista jurídico y autor de 'The Agenda: How a Republican Supreme Court Is Reshaping America' (2021).
El fallo permitió a Trump cancelar 4.000 millones de dólares en fondos para la ayuda exterior que estaba obligado a gastar en virtud de una ley del Congreso. Trump había recurrido a una "rescisión", una medida muy controvertida desde el punto de vista jurídico que consiste en presentar al Congreso una solicitud para no destinar fondos a partidas ya aprobadas y, como consecuencia, el dinero queda sin gastar.
La medida de Trump fue llevada ante la Justicia, pero el Tribunal Supremo acabó dándole la razón. La decisión de la mayoría conservadora de la Corte sugiere que, incluso si los partidos en el Congreso llegan a un acuerdo en el que los demócratas consigan parte del gasto sanitario que intentan negociar, "Trump podría simplemente cancelar ese gasto después de que el proyecto de ley que pone fin al cierre se convierta en ley", escribió Millhiser.
"Si pudo cancelar el gasto en ayuda exterior que el Congreso había autorizado, como la Corte acaba de indicar que puede, ¿por qué no podría cancelar cualquier otra cosa que los legisladores acuerden?", se pregunta el periodista.
Para los demócratas, ¿qué sentido tiene negociar concesiones menores a la mayoría republicana cuando el presidente republicano puede anularlas a su antojo? O dicho de otro modo, ¿cómo pueden los demócratas vender pequeñas victorias presupuestarias a su base, cuando ni siquiera pueden decir con certeza que esas pequeñas victorias son reales?
La maniobra de Trump, validada por el Tribunal Supremo, podría echar por tierra los esfuerzos del Congreso por aprobar un proyecto de ley presupuestaria; con semejante perspectiva, a Estados Unidos podría esperarle un cierre muy largo.
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