Los problemas internos de Trump empañan su celebración por el pacto en Gaza

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se está vendiendo este lunes como el hombre del momento, defendiendo que gracias a su labor diplomática se pone fin a dos años de la invasión israelí en la Franja de Gaza.
El 29 de septiembre, Trump desveló un plan de 20 puntos para el futuro de Gaza respaldado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El 8 de octubre, tanto el Consejo de Ministros en Tel Aviv como Hamás dieron su visto bueno al acuerdo, cuya primera fase pone fin a las hostilidades y contempla un intercambio de prisioneros, que se ha gestado este lunes por la mañana.
Mientras Hamás liberaba a los 20 rehenes aún vivos, Trump fue alabado en el Parlamento israelí, la Kesset, como el "mayor amigo" del país y apodado como el "presidente de la paz".
El presidente de la Knesset, Amir Ohana, declaró que Israel se uniría a los gobiernos de todo el mundo para nominar a Trump para el Premio Nobel de la Paz del próximo año, un galardón que ha codiciado durante años.
Las ovaciones en pie y las efusivas palabras de elogio son algo por lo que el presidente estadounidense siempre ha tenido debilidad. Son algo que rara vez parece recibir en casa en estos días: después de la denominada "cumbre de paz" de Gaza en Egipto, Trump volverá a un Estados Unidos dividido y con varios problemas internos.
Esto ocurre incluso dentro del seno de los republicanos y del movimiento MAGA, con una oposición creciente procedente de figuras políticas en auge como Marjorie Taylor Greene o propagandisas conservadoras como Candece Owens, muy críticas con la actuación israelí y estadounidense en Gaza.
El cierre del Gobierno, principal preocupación de los republicanos
Estados Unidos se encuentra actualmente con una Administración paralizada y en funciones. Esto ocurre después de que los demócratas del Senado se negaran a aprobar un nuevo presupuesto por la exigua partida del sistema de salud básico del país y el restablecimiento de la financiación de los medios de comunicación públicos.
Dos semanas después, el estancamiento en el Senado continúa. No han surgido señales tangibles de mejoras en las negociaciones entre los líderes demócrata y republicano del Congreso desde que Trump se reunió con ellos hace dos semanas.
Desde entonces, la Administración Trump ha advertido de que no se garantizará el pago de los trabajadores federales durante el cierre, revirtiendo una política habitual para unos 750.000 funcionarios suspendidos de empleo y sueldo. Trump promulgó la ley tras el cierre del Gobierno de 2019 -el más largo de la historia de Estados Unidos- durante su primer mandato, asegurando que los trabajadores federales reciban el pago retroactivo durante cualquier lapso de financiación federal.
En el nuevo memorando republicano, sin embargo, su Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) dijo que el pago retroactivo debe ser proporcionado por el Congreso solamente si vota en consecución. La medida se considera una táctica de mano dura para presionar a los demócratas y que cedan en las negociaciones.
Continúan las consecuencias de los archivos Epstein
Otro asunto con el que Trump sigue lidiando es la actual saga de los archivos clasificados del magnate Jeffrey Epstein y el alcance de su relación del presidente tras ser condenado por abusos sexuales a menores de edad.
Algunas de las víctimas de Epstein, varios demócratas y sus propios partidarios del MAGA han instado a la Administración Trump a hacer público todo el material del FBI relacionado con Epstein y su lista de clientes, y en particular el material que se relaciona con el presidente estadounidense.
El multimillonario Elon Musk y el príncipe Andrés del Reino Unido aparecen en nuevos documentos publicados por los demócratas del Congreso en septiembre que se relacionan con Epstein.
En una serie de más de 8.500 nuevos archivos hechos públicos por legisladores demócratas del comité de supervisión de la Cámara de Representantes de EE.UU., se reveló que múltiples figuras prominentes habían estado asociadas con el delincuente sexual convicto.
Los nuevos archivos, que incluyen registros de mensajes telefónicos, registros de vuelos, registros de transacciones, libros de contabilidad financiera y horarios diarios, revelan que el jefe de Tesla, SpaceX y X, Elon Musk, fue invitado a la infame isla de Epstein en diciembre de 2014 donde se producían estos delitos. Musk ha rechazado en repetidas ocasiones cualquier conexión significativa con Epstein.
Epstein, quien se suicidó en prisión en 2019, no mantuvo una lista de sus clientes, concluyó el Departamento de Justicia de Estados Unidos después de revisar los archivos sobre el financiero caído en desgracia. El anuncio de que Epstein no mantenía una "lista de clientes" de asociados a los que se traficaba con niñas menores de edad echa por tierra una vieja teoría que la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, impulsó a principios de este año cuando dijo que poseía ese documento.
Bondi dijo a Fox News en febrero que el documento estaba "en su escritorio listo para ser revisado" La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, y el portavoz del Departamento de Justicia, Chad Gilmartin, intentaron retractarse de esta declaración, diciendo que Bondi se había referido a los archivos generales del caso Epstein.
Trump siempre ha restado importancia a su relación con Epstein, afirmando en julio que se había peleado con él después de que supuestamente le "robara" parte del personal empleado anteriormente en su finca de Florida, Mar-a-Lago.
La Guardia Nacional estadounidense continúa su despliegue en varias ciudades demócratas pese a los frenos de la Justicia
Trump también está inmerso en una serie de batallas legales con tribunales de todo el país por sus polémicas decisiones de desplegar a la Guardia Nacional para ayudar a las fuerzas policiales en ciudades -todas ellas bajo control demócrata- que considera plagadas de delincuencia, sin datos que justifiquen sus afirmaciones.
En agosto, unos 800 efectivos de la Guardia Nacional estadounidense fueron desplegados en la capital, Washington, para apoyar a las fuerzas del orden locales, alegando que la ciudad había sido "tomada por bandas violentas y criminales sedientos de sangre", así como por "maníacos drogados y personas sin hogar", una cifra que finalmente se elevó a 2.000.
A principios de octubre, Trump había autorizado el despliegue de otros 300 efectivos de la Guardia Nacional para proteger a los funcionarios federales y las propiedades en Chicago. Pero ese mismo mes, un juez federal de Oregón bloqueó temporalmente el despliegue de la Guardia Nacional en Portland.
La jueza Karin Immergut emitió la orden a la espera de nuevos argumentos en la demanda, diciendo que las protestas relativamente pequeñas que ha visto la ciudad no justificaban el uso de fuerzas federalizadas y que el despliegue podría dañar la soberanía estatal de Oregón. "Este país tiene una larga y fundamental tradición de resistencia a la extralimitación del Gobierno, especialmente en forma de intrusión militar en asuntos civiles", escribió Immergut. La Administración también ha sido demandada en Chicago y Washington.
¿Nueva guerra comercial en el horizonte?
Otra cuestión es la amenaza de otra guerra comercial con China. Este país señaló el domingo que no daría marcha atrás ante una amenaza de aranceles del 100% por parte de Trump, instando a Estados Unidos a resolver las diferencias a través de negociaciones en lugar de amenazas. "La postura de China es coherente", dijo el Ministerio de Comercio en un comunicado. "No queremos una guerra arancelaria, pero no tememos una".
La respuesta se produjo dos días después de que Trump amenazara con aumentar el impuesto a las importaciones procedentes de China para el 1 de noviembre en respuesta a las nuevas restricciones chinas a la exportación de tierras raras, un ingrediente clave para muchos productos de consumo y militares.
"Recurrir con frecuencia a la amenaza de aranceles elevados no es la forma correcta de llevarse bien con China", dijo el Ministerio. Trump acusó a China de "volverse muy hostil" restringiendo el acceso a metales de tierras raras e imanes.
No ha pasado ni un año del segundo mandato de Trump como presidente y, con tres más por delante, el camino podría ir a cualquier parte. El presidente, sin embargo, se muestra exultante en todas sus comparecencias públicas. "Somos el país más deseado en cualquier parte del mundo", dijo en la Asamblea General de la ONU del mes pasado.
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