Europa declara la guerra al acero chino, pero se le cuela por la puerta de atrás en forma de piezas de coches
La Unión Europea se encuentra ante el gran desafío de defender lo que, en un principio, fue el germen de su nacimiento con la declaración Schuman de mayo de 1950. En ese entonces, el ministro de Exteriores francés, Robert Schuman, pronunció un discurso para la historia en el que propuso que el carbón y el acero producidos por Francia y Alemania tuvieran una administración conjunta, con el objetivo de fomentar la paz entre dos países históricamente enfrentados y que habían sido protagonistas del mayor conflicto bélico de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial. Ahora, la UE trata de defender a su maltrecha siderurgia del acero extranjero, sobre todo de China, que tiene una abundante sobreproducción más barata y contaminante a la que quiere dar salida, y contra la que la europea no puede competir sin barreras arancelarias.