Rusia inicia los trámites para retirarse del tratado europeo contra la tortura

Rusia tiene previsto retirarse formalmente del Convenio Europeo contra la Tortura y los Tratos Inhumanos, según un decreto publicado esta semana. El primer ministro ruso, Mijail Mishustin, ha solicitado al presidente Vladímir Putin que consulte la retirada ante la Cámara Baja del Parlamento ruso: una mera formalidad dada la concentración de poder en manos del autócrata.
En 2024, varios expertos respaldados por Naciones Unidas presentaron pruebas de que Rusia había torturado sistemáticamente a prisioneros de guerra ucranianos. El mes pasado, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) dictaminó que Moscú era responsable de violaciones del derecho internacional en Ucrania, incluida la tortura y el uso de la violación como arma de guerra.
El Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes de 1987 fue ratificado por Rusia en 1998, dos años después de que el país ingresara en el Consejo de Europa, principal órgano de derechos humanos del continente. El tratado, además, permite al Consejo visitar los centros de detención de los países miembros y examinar las condiciones de los reclusos.
El último gran opositor contra el régimen, Alexéi Navalni, murió en una prisión aislada en el vasto territorio siberiano tras llevar recluido tres años con posterioridad a su envenenamiento en Alemania.
"Le negaron atención médica, lo mantuvieron en régimen de aislamiento durante periodos prolongados y lo sometieron a una desaparición forzada al enviarlo a una de las colonias penitenciarias más remotas, cerca del Círculo Ártico", afirmó tras su muerte Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. "Las autoridades rusas se negaron a investigar adecuadamente y con transparencia las denuncias previas de violaciones de sus derechos humanos".
En una medida sin precedentes, el Consejo expulsó a Rusia en marzo de 2022, un mes después de que Moscú lanzara su invasión contra Ucrania. Ese mismo año, Rusia se retiró del Convenio Europeo de Derechos Humanos, poniendo fin a su obligación de reconocer las sentencias del TEDH. A pesar de la expulsión de Rusia, el organismo afirma que ha intentado mantener el diálogo con Moscú para "reanudar sus visitas de supervisión a lugares de privación de libertad". En un comunicado del pasado noviembre, el comité contra la tortura del Consejo solicitó información sobre la muerte de Navalni.
La ONG rusa Crew Against Torture cree que la retirada de Moscú de la convención completa el proceso de desmantelamiento del sistema europeo de supervisión de los derechos humanos. "Esta decisión priva a los ciudadanos rusos en prisión de su última protección internacional formal y crea las condiciones para un mayor deterioro de la situación de los derechos humanos en el país", afirma el grupo en un comunicado publicado en Telegram.
Rusia sigue siendo parte en la Convención de la ONU contra la Tortura, que ratificó en 1985. El tratado exige a los Estados miembros que tipifiquen la tortura como delito en su legislación nacional, tomen medidas para investigar y procesar las denuncias y proporcionen reparación a las víctimas. Moscú ha negado anteriormente haber torturado o maltratado a prisioneros de guerra en Ucrania.
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