Investigan como crimen de odio contra católicos el tiroteo en Minneapolis: ¿Quién era Robin Westman?

La Policía ha identificado a Robin Westman, un joven de poco más de 20 años, como el atacante que abrió fuego el miércoles contra los niños que asistían a misa en la escuela católica Annunciation de Minneapolis. Armado con un rifle, una escopeta y una pistola, disparó decenas de rondas a través de las ventanas del lugar, matando a dos menores de 8 y 10 años e hiriendo a otras 17 personas, la mayoría de ellas niños.
El jefe de la Policía de Minneapolis, Brian O'Hara, aseguró que el agresor actuó en solitario y que se habría quitado la vida tras la masacre. Según explicó, el ataque fue "absolutamente incomprensible" y constituye un acto de violencia que ya es investigado como terrorismo doméstico y crimen de odio contra católicos por parte del FBI.
Hasta ahora, las autoridades señalaron que Westman no tenía un historial criminal extenso y que nada hacía prever un acto de tal brutalidad. Se desconocen los motivos concretos que lo llevaron a disparar contra decenas de niños reunidos para la misa matinal. En la escena se halló además una bomba de humo, aunque no se encontraron explosivos.
Un familiar del atacante, su tío Bob Heleringer, exlegislador estatal en Kentucky, expresó consternación y dijo que apenas conocía a su sobrino. "Es una tragedia indescriptible", declaró, al tiempo que pidió oraciones por su hermana y los demás hijos de la familia. Heleringer relató que la última vez que vio a Westman fue en una boda familiar hace tres o cuatro años.
50 disparos en pocos minutos
Vecinos de la iglesia relataron haber escuchado hasta 50 disparos en cuestión de minutos. "La crueldad y la cobardía de disparar contra una iglesia llena de niños es algo absolutamente incomprensible", insistió el jefe policial O'Hara, mientras el alcalde Jacob Frey subrayó que las familias y la ciudad "han cambiado para siempre" tras la masacre.
La tragedia golpeó a la escuela de 102 años de antigüedad apenas en su primera semana de clases. El ataque se suma a una oleada de violencia en Minneapolis en las últimas 24 horas, con otros tiroteos mortales en distintos puntos de la ciudad, aunque la Policía aseguró que no están relacionados.
El gobernador de Minnesota, Tim Walz, y el presidente Donald Trump ordenaron izar las banderas a media asta en señal de duelo. Desde el Vaticano, el Papa León XIV envió condolencias a las familias de las víctimas.
Mientras la comunidad intenta asimilar lo ocurrido, el perfil del atacante, Robin Westman, permanece bajo escrutinio: un joven sin pasado criminal conocido, apenas recordado por sus familiares, pero señalado como responsable de una matanza que dejó a Minneapolis sumida en el dolor.
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